El disfrute, a simple vista, en Galicia de determinadas especies animales quedará relegado exclusivamente a los libros de texto o a un viaje al exterior para ver osos, urogallos, araos, águilas reales o gaviotas tridáctilas. Son algunos ejemplos de animales que décadas atrás abundaban en las tierras de Breogán y que, ahora, o bien no se encuentran, o bien están a punto de de-saparecer.

La propia Xunta de Galicia contabilizaba 25 especies en peligro de extinción abarcando invertebrados, reptiles, aves y mamíferos a principios de este año. Sin embargo, la Sociedade Galega de Historia Natural advierte de que hay otras especies que también tienen riesgo de entrar en una recesión sin remedio y que no están en la lista.

Para frenar o invertir el camino de la desaparición, la Consellería de Medio Ambiente tiene entre manos -hasta el momento- dos planes de conservación para el urogallo y el oso. Según fuentes del departamento, están en preparación otros 23 para el resto de las especies en peligro de extinción.

Gaviota tridáctila

Para la Sociedade de Historia Natural, en algunos casos, se llega a deshora. "La situación de la gaviota tridáctila es preocupante. Está en peligro de desaparición. Galicia es el único lugar de la península donde se crían y quedan, aproximadamente, 25 parejas reproductoras", explica Agustín Alcalde, delegado de la asociación en Santiago de Compostela.

No sólo el dato de la población es alarmante, también lo es que la Xunta no haya incluido esta especie en el listado de máximo peligro. Como consecuencia, la elaboración de un plan de recuperación no se hará con tanta celeridad como para otras especies.

Arao

No obstante, hay aves con un ocaso mucho peor. El arao es un ejemplo ya que, del autóctono gallego, sólo quedan dos parejas reproductoras en Cabo Vilán, Camariñas. El resto que planean entre el viento gallego proceden de la Bretaña francesa o las islas británicas. Los ecologistas y la Sociedade de Historia Natural llevan décadas reclamando un plan de recuperación que no ha llegado y del que tampoco hay detalles.

Una mayor presencia que el arao, lo tienen las águilas reales. Los últimos censos realizados por la Sociedades apuntan a la existencia de media docena de parejas que anidan en varios puntos de la provincia de Ourense. La persecución directa por el hombre y el envenenamiento de la carroña de la que se alimentan han sido las causas para su reducción "tan drástica" en Galicia. "Muchos ganaderos envenenan carroña que ponen para los lobos. Como las águilas también se alimentan de estos restos, acaban muriendo", detalla Agustín Alcalde.

Teniendo en cuenta el Prestisge y cómo diezmó la población de aves, surge la pregunta sobre el estado del cormorán. A pesar de las enormes bajas sufridas, no corre peligro de desaparición aunque sus defensores piden no bajar la guardia para lograr superar las 2.000 parejas existentes en la actualidad.

El lobo

Además de las anteriores aves, otros animales -mamíferos- se encuentran en situación crítica (no, en extinción). Es el caso del lobo con un censo estimado de entre 400 y 600 ejemplares repartidos en las sierras orientales gallegas así como en el norte de la provincia de A Coruña.

El oso turista

Otra situación diferente es la del oso. La Sociedade de Historia Natural recuerda que ya no quedan osos gallegos. "Los que se ven aparecen esporádicamente procedentes de las poblaciones estables de Asturias y León. Ésta sería una especie transfronteriza que se debería tratar de recuperar".

Los anfibios, aunque pasen desapercibidos para muchos, también han sufrido una "disminución bastante preocupante en los últimos años por la contaminación de las aguas", señala Agustín Alcalde. Este experto apunta que las especies con más riesgo son la salamandrita colidarga, la lagartija de "as brañas" y la lagartija de las paredes así como el denominado sapiño de esporóns.

Enlazado con la situación de las aguas, los ríos gallegos han visto también mermar la población del salmón y la anguila. La Sociedad Galega de Historia Natural carece de datos de censo pero apunta que el descenso de capturas por parte de los pescadores en los últimos años apunta a un serio problema.

Este colectivo de expertos gallegos no entra a detallar los invertebrados que ya se cuentan de milagro en el mar o los ríos. La Xunta se limita a citar al ameixón, caracol de Quimper o mejillón de río como los moluscos a punto de desaparecer.

Arroaces

En el hábitat marino, los cetáceos se ven también cada vez menos en las rías y la fachada atlántica gallega. La Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) alerta que las especies "con más problemas" son la toniña con 300 ejemplares en Galicia y el arroaz con unos 500, apunta Alfredo López, portavoz de la asociación, advierte que "es muy difícil averiguar la población de ambas especies. El mar no tiene puertas".

Para conseguir que estos mamíferos marinos, así como tortugas y focas sobrevivan en las aguas gallegas, CEMMA recurre a instituciones amigas como el Acuario de O Grove, el Instituto de Investigaciones Mariñas de Vigo o la propia Sociedade Galega de Historia Natural en Ferrol para buscar espacios donde recuperar animales varados en la costa.

La falta de un centro público para este fin obliga a mantener estos lazos a la espera de la creación en Baiona de un centro de recuperación de fauna marina con piscinas y unidades de cuidados intensivos. De momento, ya hay terrenos a disposición.

El centro es necesario. Al año, una media de 260 animales varan en las costas gallegas. De éstos, entre el 10 y el 15% llegan vivos. El reto de CEMMA es conseguir que la mayor parte posible de este pequeño porcentaje sobreviva. Para conseguirlo, se precisan instalaciones adecuadas. Por parte de la Consellería de Medio Ambiente se han resevado 141.500 euros para empezar a sacar adelante el proyecto que años atrás estaba pensado para Cangas.