Alberto Miralles, Premio Nacional de Literatura Dramática

Agencias

El dramaturgo Alberto Miralles, nacido en Elche (Alicante) en 1940 y fallecido en marzo del año pasado en Madrid a los 63 años, fue distinguido ayer con el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra "Metempsicosis", una apuesta por el "teatro alternativo", que se publicó tras su fallecimiento. Por otra parte, en su edición de 2005, el Premio Nacional de Arte Gráfico recayó en los artistas Joan Hernández Pijuan (Barcelona,1931), "en reconocimiento a una trayectoria"; Darío Urzay (Bilbao, 1955), "por la labor realizada durante el año"; y Pedro Calapez (Lisboa, 1953), "por las aportaciones e innovaciones en arte gráfico".

Miralles, uno de los nombres imprescindibles del teatro independiente de los años 60, "hubiera sido muy feliz" con este premio, según confesó su viuda, Carmen Yerro, porque "supone el broche final de una vida entregada al teatro", con la "particularidad" de que con ella daba un giro a su carrera, "después de dominar la carpintería del mismo".

Miralles Grancho, uno de los fundadores de la Asociación de Autores de Teatro, de la que mas tarde sería presidente, se trasladó muy joven desde Elche a Barcelona donde se licenció en Filología Románica y se tituló por la Escuela Superior de Arte Dramático. En 1967 creó el grupo Cátaro, con el que obtuvo el Premio Nacional de Sitges, por dos veces (1968 y 1974). En 1975se trasladó a Madrid, donde comenzó a trabajar con Adolfo Marsillach.

Alternó las labores escénicas con la publicación de artículos y comentarios teatrales en numerosos periódicos y revistas. La primera obra que llevó a escena fue "Aquella risa " y a lo largo de esos cuarenta años estrenó, entre otras "Catarocolón", "El trino del diablo" y "El siglo de oro tabernario".

Con mucho arte

Por otra parte, y respecto al galardón de Arte Gráfico, de acuerdo con la resolución del Jurado, los artistas mencionados se hicieron acreedores a los premios, de 9.000 euros cada uno, por las siguientes razones: Joan Hernández Pijuan, por su dedicación continuada al arte gráfico desde el cultivo de sus diferentes modalidades, a la enseñanza y difusión a través de relevantes exposiciones y ediciones. En Hernández Pijuan converge el conocimiento de las técnicas con una sólida propuesta creativa.

Darío Urzay, por su reciente actividad explicitada a través de la exposición Gekleurde VoRmgeving: Kunst-Desing en het Dagelijkse Leven en 2005, sus últimas ediciones de estampas para la galería Estiarte de Madrid y en particular sus creaciones para vestuario deportivo, que suponen la ruptura de los ámbitos convencionales de consumo de la imagen gráfica y de los soportes.

Pedro Calapez, por el desarrollo de un peculiar proceso de trabajo, realizando imágenes con el lápiz óptico a partir de fotografías con motivos paisajísticos o de detalles arquitectónicos. Imágenes que no siempre tienen como objeto llegar al soporte físico aunque, en ocasiones, aparecen como obra gráfica seriada.

El artista ha expuesto en numerosas ocasiones, entre ellas en la desaparecida galería viguesa VGO y en el CGAC, el pasado mes de enero.

Tracking Pixel Contents