Fernando Bartolomé Benito ha recuperado a uno de los personajes más importantes en la historia de la diplomacia española y acérrimo defensor de Galicia, don Diego Sarmiento de Acuña. Mecenas, erudito, bibliófilo y político, con su sapiencia mantuvo para España su peso geopolítico en Europa en el primer cuarto del siglo XVII, cuando el declive del imperio se avecinaba como imparable. Odiado en Inglaterra, olvidado en España, ahora Bartolomé Benito redescubre esta figura histórica en el libro "Don Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar. El Maquiavelo español" (Trea), obra que ayer presentó en Casa del Libro de Vigo.

-¿Qué interés tiene para usted este personaje para dedicarle esta obra?

-Me interesaba descubrir otras facetas además de la de embajador, como fueron la de historiador, mecenas, bibliófilo... facetas por las cuales era muy reconocido en la Corte española. Y también quise resaltar su defensa apasionada de Galicia, que pasó, entre otras cosas, por la devolución del voto en Cortes. Por todo ello creo que merece un estudio didáctico.

-Pero su faceta más importante fue la de embajador en Inglaterra...

-Sí. Durante ocho años fue embajador en Londres y logró lo que ningún otro había conseguido: mantener el prestigio de España y llevar la política exterior inglesa a posiciones favorables para la Corte española. Su labor hizo variar el mapa político europeo.

-Y sin embargo era consciente de que se iniciaba el declive del imperio...

-Así es. Ya había síntomas de agotamiento y las políticas por ello eran pactistas, pacificadoras. El conde de Gondomar era un peón en la pacificación del damero europeo. Fue un visionario.

-¿Cómo era visto en Europa?

-Fue uno de los políticos europeos más importantes de su época. Era conocido por todos. Dentro de su leyenda negra se le llamó el "Maquiavelo español" porque dominaba el tablero de Europa. Los holandeses quisieron secuestrarlo y en Inglaterra salían panfletos, pasquines en su contra. Pero esa campaña de menosprecio hay que leerla en España como antífrasis.

-¿Qué imagen ha perdurado de él en el continente?

-Una imagen horrible. Aún se le concede el título de "Maquiavelo español" y de él se ha ofrecido una visión pintoresca de diablo del sur que tenía abducido a Felipe III. Se decía que lo había embrujado, que lo embobaba, que había seducido a la reina y que había obligado al rey inglés a degollar al pirata Raleigh, un héroe para los ingleses, que más tarde se darían cuenta del engaño del conde. Ningún historiador inglés lo ha perdonado

-Además del voto para Galicia, ¿qué otros logros conquistó para su tierra?

-Logró por ejemplo el plácet del rey para que Galicia defendiese ella misma su costa con la creación de la Armada gallega. Para Galicia él fue "el defensor". Desde los 15 años fue militar junto con su primo y estuvo en la invasión de Portugal y defendiendo la costa de las envestidas de Drake. Y con su pluma, en sus textos siempre recordaba a su tierra con un amor acendrado. Hay que recordar que entre sus últimas palabras estuvieron la de "quiero morir como un fidalgo galego".