"Ya venían con la dirección de Lola y se iban a la cantina por ahí detrás", indica Ramón Estévez, uno de los colaboradores de las heroicas hermanas Touza, ante las cámaras en un avance de un documental al que ha podido acceder FARO. Habla desde el andén de esas mismas vías del tren de Ribadavia en cuyas cercanías sitúa un zulo. Ese mismo superviviente, con 96 años, relata al escritor Vicente Piñeiro un rescate en el que participó entre los años 1941 y 1945, llevando a un judío hasta la frontera con Frieira. Recuerda cómo aquel hombre se quitó la ropa para cruzar el río. Era su último obstáculo para la libertad. Y esas imágenes formarán parte de un filme que verá la luz próximamente y ya cuenta con patrocinio público-privado.

Apodadas por su humanidad las "Schindler gallegas", salvaron a 500 judíos desde Ribadavia, Ourense. Consiguieron ayudarles a huir del nazismo gracias a una red clandestina que las conectaba directamente con el cónsul portugués Arístides de Sousa, que también desempeñó el mismo cargo en Vigo. Después de engrosar novelas y al menos una pieza teatral de una compañía mexicana, la historia de las hermanas Touza, saltará por fin a la pantalla de manos de un documental. Guionizado por el escritor y topógrafo gallego Vicente Piñeiro, precisamente autor de la novela "Lola Touza, la Schindler gallega", será dirigido por el cineasta Pablo Ces, que cuenta con experiencia previa en documentales que abordan la memoria histórica como "As silenciadas" o "Miracielo".

Piñeiro explica que este proyecto "nace con la idea de dar a conocer y hacer justicia de una manera más universal a las hermanas Julia, Amparo y Lola Touza que regentaban el quiosco de la estación de Ribadavia y durante la II Guerra Mundial, en momentos de extrema angustia y peligros, salvaron a más de medio millar de judíos de una muerte segura a manos de los nazis colaborando con una de las redes de fuga más importante de Europa". "Entre los integrantes de este equipo de salvadores gallegos había un pacto de silencio, que se mantuvo durante toda la vida de los personajes", defiende el escritor que cuenta con uno de los protagonistas de la historia para dar voz a ese documental.

Entre los colaboradores estaban los obreros Francisco Estévez y su hijo Ramón, que ahora habla. Acompañaban a los judíos de noche por las orillas del Miño, por el monte y las vías del tren hasta la frontera de Portugal en Frieira, donde un barquero, de nombre desconocido hasta ahora, los esperaba y les cruzaba el río; los taxistas, José Rocha y Javier Mínguez, apodado "el Calavera", que en sus taxis los conducían hasta Ponte Barxas y otros lugares fronterizos, y Ricardo Pérez Parada, "el Evangelista", que hacía de intérprete porque era un tonelero que había estado como emigrante en Estados Unidos. Arriesgaban sus vidas para atenderlos y facilitarles el paso a Portugal.

Esa sofisticada red que comenzaba en los Pirineos, hacía escala en Medina del Campo y llegaba hasta Ribadavia. Daba auxilio a judíos y republicanos que huían, unos de los países europeos dominados por los nazis y, los otros, de los franquistas triunfantes en la Guerra Civil.

"Contamos con José Ramón Estévez y también con otros historiadores expertos en la materia como Bernardo Máez o Aurora Marco", añade el director Pablo Ces, que se involucra con este trabajo en una temática con la que es "especialmente sensible".

Por su heroísmo, las hermanas Touza están en trámites de ser reconocidas como Justas Entre las Naciones, una de las máximas distinciones que otorga el Estado de Israel. Acaso no todo lo conocida que debiese, y merece en Galicia, la historia de las hermanas Touza volverá a la actualidad. De momento, se rueda.