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Sexualidad para todos en Galicia

Personas con diversidad funcional reclaman su derecho a la asistencia sexual en Galicia

Antonio Centeno, autor del documental "Yes, we fuck", y Ánxela López, presidenta de VIGalicia. // Xoán Álvarez

Tener acceso a la vida sexual es un derecho fundamental de todo ser humano. Sin embargo, las personas con diversidad funcional -distintos tipos de discapacidad- se ven en la mayoría de las ocasiones obligados a renunciar a ella por no tener la ayuda necesaria para disfrutar de sus cuerpos y por los numerosos tabúes que rodean este tema.

Unas jornadas celebradas ayer en Santiago -organizadas por la asociación VIgalicia (Asistencia persoal para a vida independente) y que contó con la colaboración de la USC y de la Secretaría Xeral de Igualdade- reclamaron el derecho de estas personas a la asistencia sexual y el derecho de todos a tener "una vida sexual activa". "La finalidad de esta jornada es que se pongan en marcha en Galicia iniciativas similares a las que se están llevando a cabo en otras partes de España en lo referente a la sexualidad de las personas con diversidad funcional", explicó José Antonio Nóvoa, miembro del Foro de Vida Independente y de VIgalicia.

Entre los participantes en la jornada estuvieron los miembros del Proyecto Tandem Intinity de Barcelona. Dyon, acompañante erótico, dejó claro que "los acompañantes no somos santos ni le estamos haciendo un favor a nadie. Somos dos personas en igualdad". Por su parte, el director del proyecto, Francesc Granja, destacó que "la formación es importante pero con mucho cuidado con el enfoque que le damos. Formación no es que te digan lo que tienes que hacer".

En la misma línea, Antonio Centeno, promotor y co-director del documental Yes, we fuck (Sí, nosotros también follamos), aseguró que "la sexualidad es una herramienta muy potente para romper esa imagen de infantilismo que se da de las personas con diversidad funcional". Hace casi treinta años que Antonio se quedó tetrapléjico por un accidente deportivo. "Desde los primeros días en la UCI siempre hubo pensamientos sexuales. La sexualidad siguió, como acostumbraba, impregnando todo lo cotidiano y nadie me ayudó nunca a explorar las posibilidades sexuales de mi nuevo cuerpo", recuerda. El activista catalán reivindica "no solo recursos materiales, sino que haya un cambio de mirada e ideológico en el ámbito de la sexualidad y que se nos visualice como seres sexuales, cuerpos que desean y son deseables".

Centeno definió la idea de asistencia sexual "en un terreno de intersección entre dos figuras que ya existen: el asistente personal y la prostitución. Tenemos que delimitar las funciones y expectativas de esta figura teniendo siempre en cuenta que el asistente explora el cuerpo pero no ofrece el coito, sino que ayuda a las persona a acceder a su propio cuerpo", destacó.

Del mismo modo Anxela López, presidenta de VIgalicia, anunció la intención de la asociación de implantar en nuestra comunidad la asistencia sexual. "No se trata de copiar estos modelos sin más, sino que habrá que adaptarlos a la realidad social de Galicia", indicó. "Lo esencial es que las personas con diversidad funcional vean que hay oportunidades para tener una vida sexual, que no tienen que renunciar a ella", concluyó.

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