Destaca la calidad de las proyecciones realizadas, por lo que la competición y los ciclos paralelos "fueron muy buenos", algo que los organizadores intentaron "redondear" con las actividades complementarias, con la implicación de las instituciones y de los profesionales, sin olvidar la vertiente infantil. "Eso, de alguna manera, ha ayudado a enriquecer toda la programación y a centrarnos un poco más en lo que es la industria del cine, en la afición y en los nuevos valores", destaca, a modo de balance.
-¿El Festival Internacional de Cine de Ourense la logrado abrirse un hueco diferenciado entre las citas cinematográficas de España?
-Yo estoy convencida de que el OUFF cuenta con un espacio propio desde hace bastante tiempo. Otra cosa es que queramos y podamos aspirar a más. Por supuesto que sí, el festival tiene que seguir creciendo, porque veinte años es muy poco en un festival de cine, sobre todo a nivel internacional.
-El festival nació por iniciativa del cineasta Eloy Lozano, en colaboración con el exalcalde de Ourense, Manuel Cabezas, aunque luego surgieran diferencias entre ambos... El diseñador Adolfo Domínguez también participó en la primera edición.
-El festival nació hace veinte años, de la mano de Eloy Lozano, que fue su primer director, y luego lo dejó. Yo no voy hacer más comentarios sobre esto, porque no conozco más que chismorreos de cafetería, por lo que no lo voy a abordar. En la primera edición se proyecto una película, titulada "La moños", en la que tuvo una participación importante Adolfo Domínguez. El diseñador ourensano intervino en la producción. Y su productora, Marta Figueras, ha estado este año como miembro del jurado del festival de Ourense.
-El Festival Internacional de Cine de Ourense tuvo una etapa con bastante glamour, en la que intervenían relevantes actores, critica por la oposición municipal, que decía eran pagados.
-Lo del glamour es algo muy relativo, y yo en política no voy a entrar. Soy una profesional, que trata de hacer su trabajo lo mejor posible.
-En la etapa del bipartito, el BNG intentó galleguizar el festival, con la presencia de caderas de pulpo y las máscaras del Cigarrón de Verín y de los Peliqueiros de Laza, además de intentar apostar por la promoción de la industria audiovisual gallega. ¿Cómo valora usted esa etapa?
-Yo no voy hacer declaraciones sobre eso. Yo pueblo hablar de las películas, de las sensaciones, de los premiados. Repito, yo no hablo de política.
-¿Cómo define la etapa actual y cuáles son los objetivos hacia el futuro?
-Pretendemos ir mucho más allá, conseguir un mayor presupuesto, para que se puedan hacer muchas más actividades, relacionadas con el mundo cinematográfico. Ahora mismo realizamos una competición oficial de largometrajes, y se podría plantear volver a los cortometrajes, entrar en la competición de documentales y algunas cosas más. También sería importante aumentar la cuantía de los premios, para que los profesionales acudan a competir. Lo importante de cara al futuro es mejorar, mejorar y mejorar, hasta alcanzar objetivos muy concretos, que nos sitúen en esa primera línea tan importante que hay en los festivales de cine.
-La celebración de la veinte edición del festival, ¿ha cogido a Ourense con el pie cambiado?, en el sentido de que por los coletazos de la crisis cuenta con menos de la mitad del presupuesto de los años de mayor empuje. Esta sería una buena oportunidad para traer a las figuras que triunfaron en los últimos veinte años.
-Esa es una idea a considerar, que se puede proponer incluso para el próximo año.
