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Mentiras para después de una guerra

Audiard logra una película soberbia y pertinente

Un fotograma de la película.

"Basado en una historia real". Esa manida frase relampagueó hasta cuatro veces en la pantalla del cine antes de la proyección de "Dheepan". No se refería, sin embargo, al último filme de Jacques Audiard, sino que ilustraba los diferentes tráilers que prologaban la película. Pero pueden apostar, y no perderían ni un centavo, a que hay más verdad en cada fotograma de "Dheepan" que en cualquier basura hagiográfica que presuma de plasmar el complejo devenir de la realidad.

Ahondando más en la cuestión, "Dheepan" se construye alrededor de una mentira, la de su trío protagonista, cada uno de su madre muerta y de su padre muerto, que simula ser una familia para huir de la devastadora guerra de Sri Lanka. "Recuerda que tenemos un secreto", le dice Dheepan (verídico Jesuthasan Antonythasan) a su no-hija Illayaal cuando trata de convencerla para que permanezca en el colegio y aprenda francés.

Esa escena es clave, porque es en ese momento cuando Dheepan comienza a tomar conciencia de su situación y decide asumir la mentira. Porque Dheepan busca la paz y el amor, aunque no sabe cómo hacerlo.

La compleja evolución de esa tríada -hombre, mujer y niña abocados a asumir unos roles de ficción para llegar al "Primer Mundo", es el motor de una historia construida en torno a una mentira, pero que no miente nunca. El drama de esas personas es el de todos los refugiados, ya sean sirios o tamiles, y también el de una sociedad, la europea, incapaz de asimilar la emigración y la diversidad cultural.

"Dheepan", en definitiva, es una película soberbia en lo fílmico, en la que una narración pausada no está reñida con la intensidad emocional, y que además cuenta con el innegable valor de su pertinencia. Un filme que se merece cada una de las hojas de esa Palma de Oro que conquistó en el último Festival de Cannes.

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