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Villar, en Club Faro: "No hay que cerrar fronteras sino abrir corredores porque es obligación"

"Hay una generación de niños que sufrirá las secuelas de la guerra siria toda su vida", dice Alawi

El público asistente a la mesa redonda sobre los refugiados sirios en el auditorio vigués del Areal. // Lores

"Acoger refugiados es, antes que un acto solidario, una obligación legal firmada en el convenio de Ginebra", dijo ayer en el Club FARO Carlos Villar, director de la ONG Ecos del Sur, que cumple ahora 25 años. "No hay que cerrar fronteras sino que habría que abrir corredores y eso del efecto llamada es una falacia. El efecto llamada es el miedo a la muerte", añadió en la mesa redonda sobre el drama de los refugiados que le reunió con el artista sirio residente en A Coruña Ali Ali y el oftalmólogo de ese mismo país Foad Alawi Maki, que hizo su carrera en España en los años 70 y tiene su consulta en Vigo desde 1981.

El periodista José Luis Barreiro, delegado de la ONG Entreculturas en Vigo, fue quien presentó e hizo de moderador de un encuentro en el que se oyeron opiniones como la de Ali Ali, afirmando que no creía que la primavera árabe fuera árabe exactamente sino más bien una eclosión del malestar o desencanto social pero fomentada desde intereses de poder armamentísticos o de índole desestabilizadora ajenos al pueblo. "Tampoco puedo entender que unos cuantos milicianos de un grupo que dice actuar en nombre de la fe islámica y se llamen Estado Islámico sin tener ningún estado no puedan ser reducidos por ejércitos poderosos. Hay muchas preguntas sin repuesta aquí".

Si el artista llegó a España ya licenciado en Bellas Artes, seleccionado para representar a Siria en una de las dos más importantes ferias de arte internacional y se quedó aquí becado por su valía, el oftalmólogo Foad Alawi no llegó tampoco como emigrante económico y menos como refugiado, sino con dinero para pagarse sus estudios. "Ali y yo somos dos generaciones diferentes pero ambos dejamos Siria con dos dictaduras sucesivas. Yo la dejé en 1970 y él en 2002. Los dos vivimos bajo esas dictaduras una sociedad en la que el poder emanaba corrupción y desajustes en favor de los suyos. Yo soy de Alepo, una ciudad que ahora me recuerda al Berlín de la II Guerra Mundial. Siria es un caos lleno de sufrimiento pero yo destacaría el de los niños, toda una generación que vive un desastre le originará secuelas psicológicas para siempre".

Huir según se pueda

Ante una pregunta del moderador sobre los refugiados, Alawi dijo que se iban desparramando según vivieran en una u otra parte de Siria hacia las fronteras jordanas, turcas, libanesas... "Para viajar fuera, -dijo- porque muchos se van desplazando por dentro por falta de medios- , hay que pagar a las mafias y para eso los que huyen tienen que vender todos sus bienes. ¿Para qué volver si ya no tienen nada? Por eso se dice que llegan a Europa fundamentalmente clases medias y cultas. Pero les diré más. Hay madres que consideran héroes a los hijos que se van sin nada seguro y, sobre el riesgo que corren, prefieren que muera en el mar que bajo un bombardeo de no se sabe quién".

El artista Ali Ali dejó dudas en el aire, no solo el origen de la primavera árabe o el poder real del llamado Estado Islámico y el porqué de su aparición. "El único lugar de Siria-dijo- en que no se enteran de la guerra ni cayó una sola bomba es el área en que habita la familia del presidente, donde tampoco ha habido enfrentamientos entre EI y el ejército gubernamental. Demasiada casualidad. Tampoco se entiende muy bien que durante 1400 años se haya respetado ese Patrimonio de la Humanidad a pesar de las guerras y ahora lleguen unos cuantos milicianos y lo destrocen".

Villa, de la ONG Ecos del Sur, afirmó que el sistema español de asilo es totalmente perverso. "Cuando llegan a España -sostiene- tienen un mes para pedir asilo, cuyos tramites se centralizan en Madrid. Cualquier solicitud de asilo es una pesadilla que tarda un mínimo de año y medio. Cuando se consigue el documento pueden entrar en los planes que gestiona la ONG, pero esos planes no les respaldan más que seis meses y luego quedan a la intemperie, con problemas hasta para que les alquilen pisos o exigiéndoles fianzas de cinco o seis meses, etc".

Ali Ali, que pertenece a una familia con 22 hermanos y tiene a muchos familiares intentando entrar a través de otras fronteras, insistió en que hay que diferenciar entre el emigrante económico y el refugiado. "El primero quiere mejorar su vida y el segundo no quiere perderla, y éste tiene derecho de asilo precisamente por esa amenaza".

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