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Parra: "Las pirámides se construyeron arrastrando piedras y sudando"

"Si aún hay alguien que cree que fueron los extraterrestres, que se lo mire", dijo el egiptólogo

El público que asistió a la conferencia en el Auditorio Municipal do Areal, en Vigo. // José Lores

"Los egipcios construyeron las pirámides arrastrando piedras con rampas pequeñas y sudando", zanjó ayer el egiptólogo José Miguel Parra en el coloquio de su conferencia "La vida cotidiana en el Antiguo Egipto". Durante su alocución, proyectó imágenes de papiros y piedras con escrituras que detallaban el recorrido de los bloques y su traslado al lugar de la construcción, entre otros detalles del quehacer diario de varias personas de la época, desde las amas de casa hasta los visires, pasando por los ladrones de tumbas. "Si aún hay alguien que cree que fueron los extraterrestres los que construyeron las pirámides, que se lo mire", apuntó con ironía al comienzo de su charla. Así y todo, la cuestión de las pirámides volvió a surgir en el coloquio.

Parra, doctor en Historia Antigua por la Universidad Complutense de Madrid (1997) con una tesis precisamente sobre las pirámides egipcias, es un gran especialista en el mundo faraónico, sobre el que ha escrito varias monografías. La última de ellas, "La vida cotidiana en el Antiguo Egipto" (La Esfera de los Libros), relata el día a día del faraón y sus súbditos a orillas del Nilo, aportando pruebas procedentes de los últimos descubrimientos arqueológicos.

Una persona del público abrió el coloquio identificándose, en tono de broma, como una de esas personas que tendría que hacérselo mirar por dudar de la teoría de la mano de obra humana en la construcción de las pirámides. Aludió a la colosal magnitud de la Gran Pirámide de Guiza: 2.3 millones de bloques de piedra, de una media de 2.5 toneladas de peso cada uno. El conferenciante matizó que el interior de la pirámide "no es macizo de bloques, sino de un poyete de roca que dejaron". Por tanto, "son muchos menos bloques" que esos 2.3 millones.

Argumentó que en la Gran Pirámide existen sillares de hasta 60 toneladas de peso, pero que fueron elevados poco a poco, de 69 en 69 centímetros. "Es un trabajo ingente pero viable", precisó. "Hay gente que sigue sin creerse que el hombre llegó a la Luna", recordó.

Igualdad sobre el papel

Explicó el miembro del proyecto de las tumbas de Djehuty que la sociedad del antiguo Egipto "era sexista, no machista", ya que las funciones de las mujeres y de los hombres estaban divididas, pero teóricamente había una igualdad legal entre ambos sexos.

En las pinturas, las mujeres aparecen con la piel amarilla, a diferencia de los hombres, en un tono marrón, lo que denota que ellas salían poco de casa y no se ponían morenas. Tenían que tener muchos hijos porque muchos de ellos morían. Parían en cuclillas, sirviéndose de útiles como los llamados "ladrillos de parto" y unos "marfiles mágicos" para crear una especie de círculo protector alrededor del parto.

En unas antiguas "enseñanzas" que mostró el conferenciante, se aconseja al hombre sobre la mujer en estos términos: "No te separes de ella, pero apártala del poder, mantenla dócil". Sin embargo, hay escrituras en ostracon (piedras o fragmentos de cerámica que utilizaban para anotar, porque el papiro era caro) que muestran acuerdos prematrimoniales y denuncias de malos tratos ante un tribunal, lo que denota que las mujeres tenían cobertura legal.

José Miguel Parra glosó también la figura del visir, el factótum y hombre de confianza del monarca. Esta segunda autoridad de Egipto tenía que ser alguien con una enorme capacidad de trabajo, ya que se encargaba de la administración, de la economía y de la religión.

Un documento aparecido por primera vez en la tumba de User (visir de Hatshepsut y Tutmosis III), titulado "Los deberes del visir", detallaba cómo eran los primeros momentos de la dura jornada, que comenzaba al amanecer, de este gran administrador del Estado: "El cierre de las cámaras selladas a la hora correcta debe serle informado, así como su apertura a la hora correcta. El estado de las fortalezas del Delta y del Norte debe serle comunicado, así como todo lo que salga de la Casa del Rey".

Volviendo a la construcción de las pirámides, José Miguel Parra habló de los encargados de tan descomunal tarea, y de su orden jerárquico. El "inspector del arrastre de las piedras" y el "inspector de los constructores" estaban enterrados en la mastaba (edificación funeraria egipcia) superior, de acuerdo a su mayor rango.

Por los restos encontrados se sabe que los trabajadores -que no esclavos, dado que cobraban por su labor- padecían artritis degenerativa y que sus huesos rotos eran curados y soldados con buenos alineamientos óseos.

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