Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Patrimonio gallego sobre el agua

Los barcos tradicionales buscan su DNI

Portos ultima un decreto para regular sus usos y derechos, una demanda histórica del sector pionero en España

Embarcaciones tradicionales de la Asociación Remadoira en Vigo. // Eli Regueira

Pocas cosas hay más bellas y generan más paz que la comunión entre una persona, el mar y una embarcación a remos o vela sin el incómodo latigazo del sonido de un motor. Subirse a un bote polbeiro o a una dorna o cualquier otra embarcación tradicional supone una experiencia distinta, no apta para espíritus con alma enferma de velocidad incontrolada. Cortar el mar con la quilla a merced de la naturaleza no sabe de prisas.

Quizás por la conexión atávica del gallego con el paisaje y sus antepasados o, a lo mejor, por ese regalo de pistas de aguas tranquilas que son las rías, la comunidad gallega es la región española que presenta el mayor número de embarcaciones tradicionales, unas 300 frente a las miles de Francia y Países Bajos, según los datos de la Federación Galega de Embarcacións Tradicionais, a la que acaban de conceder un premio Cultura Galega en el campo de Patrimonio. Su presidente, Manuel Sendón, explica desde Esteiro, Muros (A Coruña) que "en la península, somos una potencia, ninguna tiene tanto patrimonio como tenemos nosotros".

A día de hoy, la Xunta no dispone de un censo fidedigno. Es la Federación la entidad que cuenta con los datos más completos, facilitados por las asociaciones que la componen y de la Asociación Galega de Barcos de Época.

"Somos colectivos sin ánimo de lucro. Si no fuese por la federación y las asociaciones prácticamente no existiría flota tradicional gallega. Ese patrimonio lo mantenemos vivo gracias a las personas", defiende Sendón. "La Administración va a remolque en el patrimonio marítimo. No hay reconocimiento oficial a estas embarcaciones. Nosotros queremos que haya un certificado que acredite su uso cultural para que en algunos puertos se reserve un espacio para ellas y las podamos constituir como museos vivos. Estamos a la espera de noticias", añade.

Promesas de Portos

Esta semana, esas noticias llegaron, a medias. En una comparecencia en una comisión del Parlamento gallego, el presidente de Portos de Galicia, José Juan Durán, aseguraba -según nota de Europa Press- que el Gobierno gallego ultima un decreto para definir qué características deben tener las embarcaciones tradicionales con el fin de que puedan acceder a bonificaciones en tasas de "hasta el 90%". Durán, también indicó que Portos estudia "habilitar espacios" en sus dársenas para estos barcos. El presidente del ente indicó que el borrador del decreto, consensuado con la Consellería de Cultura, está casi "cerrado"

Dicho decreto es una demanda del sector. "Nosotros no podemos tener una flota y, para amarrarla en un puerto, pagar las altas tasas de barcos de pesca o recreo. Dicen que tenemos derecho a una reducción de la tasa por ocupación de lámina de agua para el atraque pero necesitamos presentar un certificado de que es una embarcación tradicional con uso cultural y eso no lo tenemos", explica Sendón.

Desde la Asociación Mariñeiros de Bouzas -que disponen de un pantalán de uso exclusivo para este tipo de barcos-, el vicepresidente, Braulio Puga reconoce que lo que recogerá el decreto es "una vieja aspiración de todo el equipo que formamos parte de la Federación". Sin embargo, desde la Asociación Remadoira de Vigo, su presidenta, Luisa Núñez, va más allá: "La lámina de agua es un espacio público. Nosotros hacemos actividades culturales y sociales; la tasa podría ser gratuita para nosotros. Esa exención debería ampliarse a los barcos clásicos de madera y a los barcos históricos en ese material e incluso en hierro".

Puga apunta que "este patrimonio gallego está conservado gracias al altruismo de los colectivos que reivindicamos pantalanes para estos barcos. Además, también pedimos a Fomento una lista única para podernos beneficiar de beneficios en tasas".

Efectivamente, ha sido el trabajo comunitario de las asociaciones de embarcaciones tradicionales el que ha logrado la recuperación de barcos y lanchas que otrora malvivían en esqueletos varados pero también la construcción de réplicas echando mano de los planos de carpinteros especializados que aprendieron -en muchos casos- su oficio del padre o el abuelo.

Actualmente, esas carpinterías de ribeira han sucumbido. Las que han sobrevivido lo han hecho como astilleros compaginando el trabajo en barcos de madera con la labor en embarcaciones en poliéster. Aunque son escasas, unas 20 están asociadas bajo la unión de Agalcari, Asociación Galega de Carpinterías de Ribeira.

Compartir el artículo

stats