Se siente más íntegro. Ríos Sotelo -nombre ficticio- y trabajador de Citroën en Vigo, llevaba 16 años con el peso de la hepatitis a la espalda. "Ahora mismo, el virus sigue indetectable. Cuando me dieron los resultados sentí una alegría enorme, daba saltos por dentro", asegura sobre el tratamiento que acaba de finalizar. Por cuestiones laborales, no se podía "arriesgar a coger una baja", así que no probó los anteriores y fuertes tratamientos. El que recibió ahora con nuevos fármacos, sin embargo, no le provocó ninguna molestia. Como soldado profesional, Rubén hizo tres campañas en Bosnia en los años noventa y cree que allí se produjo el contagio. Coinciden los enfermos en que solo quien lo padece, sabe explicar cómo que sufre.