Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El actor que no quiso reinar

Una biografía rastrea la enigmática figura del fallecido Julián Mateos, que se retiró en pleno éxito para producir hitos como "Los santos inocentes"

Mateos como Cervantes.

El bello tenebroso. Una perfecta definición para uno de los actores españoles más singulares: Julián Mateos. En las décadas de los 60 y 70 se ganó un bien merecido prestigio de ecos internacionales con papeles que unas veces mostraban un lado vulnerable y luminoso y, otras, una cara oscura y letal. O mezclando ambas imágenes con resultados fascinantes. Un galán cargado de seducción y peligro. Y, de pronto, aquel joven talento que había hechizado a estrellas mundiales y que logró una memorable actuación como Cervantes en la serie del mismo nombre, dejó la interpretación, montó una productora con su esposa, la también actriz Maribel Martín, y puso en pie hitos en la historia de nuestro cine como Los santos inocentes y El viaje a ninguna parte. Su prematura muerte antes de cumplir los 59 años interrumpió una carrera singular, atípica y apasionante de un actor que no quiso reinar.

Al escritor y crítico Carlos Aguilar le atrajo tanto esa figura tan enigmática y especial que profundizó en ella con su rigor y sagacidad habituales. El resultado, un libro muy bien editado por el festival Ibérico de Cinema de Badajoz con más de sesenta fotografías. "Siempre me han interesado las figuras atípicas del cine español", afirma el autor, "de ahí que haya escrito libros sobre Joaquín Romero Marchent, Jesús Franco, Ricardo Palacios, Eugenio Martín? De Julián Mateos siempre me encantó la ambigüedad de su imagen fílmica: cuando hacía de bueno, parecía malo, por el toque siniestro de su expresión, y cuando hacía de malo parecía bueno, por lo guapo que era. Esto es muy interesante para un actor, da mucho juego, y se utilizó para incorporar en el cine español un arquetipo que no existía hasta entonces, ni remotamente".

La pregunta es inevitable: ¿por qué se retiró de la actuación en plena juventud? "Pienso que por una cierta coquetería, para no envejecer ante la cámara, amén de que fuera interesándose progresivamente por la producción".

En la vida privada era tan reservado como en la pública: "Tardaba en hacer amistades, en incorporar a alguien en su círculo social". ¿De haber nacido en Francia hubiera sido un Alain Delon? "Yo pienso que incluso lo habría desbancado, porque su cara era mucho más interesante, dúctil y expresiva que la de Delon, un actor sobrevalorado".

"Los santos inocentes" es una película marcada "por el hecho de que refleja una realidad que Mateos sufrió, aun de refilón: las infrahumanas condiciones de vida en la Extremadura de los peores años del franquismo en la cual creció".

En su otro título emblemático, "El viaje a ninguna parte", esta vez dirigida por Fernando Fernán Gómez, se nota la mano del productor, al igual que en "Los santos inocentes", en que "refleja una realidad sufrida en carne propia, cual es la durísima vida del actor durante los años sesenta".

El estrepitoso e injusto fracaso de su última película, "El niño de la luna", fue un triste colofón a su carrera, aunque nada hacía presagiar ese resultado porque "él invirtió todo el dinero e ilusión posibles". ¿Tendría cabida un productor así en el cine actual español? "No lo sé, los tiempos han cambiado tanto? Pero, desde luego, sería estupendo que lo hubiera".

Lo que parece claro es que se hubiera anticipado décadas a Antonio Banderas como rey de Hollywood de haber querido: "De hecho se lo pensó, cuando entabló amistad con Yul Brynner durante el rodaje de 'El regreso de los siete magníficos'. A propósito, Julián Mateos me parece mucho mejor actor que Antonio Banderas". ¿Por qué el bello tenebroso? "Beau tenebraux es como denominaban a Alain Delon. Dado que Mateos aclimató un arquetipo que comenzó a definirse en Francia, con Jean-Paul Belmondo y el propio Delon, me hizo gracia traducir el término literalmente, para que en el subtitulo del libro existiera un toque de galicismo".

Puestos a elegir una interpretación que definiera a la perfección su talento habría que quedarse con "Los flamencos", una película "espléndida que pasó tristemente desapercibida. En su protagonismo absoluto, Julián Mateos está genial, intenso y patético a un tiempo. Y, modestia aparte, en este libro creo ser el primero que reivindica esta película, a la que considero una de las piezas cumbres del cine español de los años 60".

Hubo un proyecto frustrado que le marcó: interpretar al Lute. "El primer proyecto de llevar al cine la autobiografía de éste fue el suyo. Y estoy convencido de que lo habría hecho muy bien".

Ya en el terreno frívolo, el hombre que rodó junto a mujeres como Senta Berger, Sue Lyon, Melina Mercouri, Romy Schneider o la mismísima Brigitte Bardot cargó siempre con la fama de haber sido un seductor de estrellas. ¿Era real? "Mitad y mitad. Pero también es cierto que desde que se emparejó con Maribel Martín formaron una pareja fiel y unida, por lo que sé".

El 27 de diciembre de 1996, Julián Mateos murió en Madrid víctima de un cáncer de pulmón. Cinco días antes de cumplir 59 años, el fulgor del bello tenebroso se apagaba para siempre.

Compartir el artículo

stats