La nueva ley que prohíbe fumar en los establecimientos públicos en Pekín entró ayer en vigor, después de que una norma de hace cuatro años tuviera una repercusión mínima en una capital, donde el alto consumo de tabaco agrava los efectos de la fuerte contaminación. En una urbe donde el 23 por ciento de sus habitantes son fumadores (4,19 millones), los residentes comienzan a disfrutar de aire sin humo en lugares como aeropuertos, hoteles, restaurantes, bares o estaciones de tren.