Llevaba en paro desde 2011 y ante la falta de expectativas de trabajo en el comercio textil, donde trabajó durante 14 años, Celia Pregal decidió probar suerte en el de restauración, y más concretamente, en la cocina, una de sus grandes aficiones. "A mi marido y a mí siempre nos ha gustado cocinar, aunque nunca hasta ahora me había planteado trabajar en una cocina, pero en mi zona hay poca oferta para una dependienta de ropa y no te puedes quedar en casa", comenta.
Celia se matriculó en el curso de cocinero profesional de la escuela que dirige Elena Zulueta animada por las salidas laborales que tiene esta rama de la hostelería y apenas unos meses después, ya estaba trabajando. "Comencé a estudiar en febrero y desde el pasado mes trabajo por las tardes en un restaurante de A Guarda, un trabajo que conseguí a través de la escuela", explica esta mujer de 47 años.
Podría decirse que ahora Celia se pasa el día en la cocina. Por la manañan, en la del centro vigués, y por las tardes, en la del restaurante, pero, está contenta a pesar del ajetreo. "Cocinar me ha gustado siempre, pero ahora he descubierto que disfruto en la cocina, algo que para dedicarte a esto es fundamental", explica. Si se disfruta con lo que se hace, asegura, se hace mucho más llevadero trabajar mientras otros se divierten. "Para mí es un cambio con respecto a lo que estaba acostumbrada, pero es cuestión de adaptarse", comenta.
Escuela y trabajo tampoco le dejan mucho tiempo para ver la televisión, por lo que asegura que los concursos inspirados en la cocina, aunque añade que tampoco le llaman la atención. "Creo que ese tipo de programas tienen más de show que de otra cosa", afirma.En su opinión, lo que ha puesto de moda la cocina es un público, cada vez más exigente.
