Con el descubrimiento de los posibles restos de Miguel de Cervantes en Madrid, el monasterio de las Trinitarias en Madrid se convierte en un nuevo sitio de peregrinaje para un tipo de turistas muy peculiar: los amantes de la Literatura que rinden tributo a sus autores favoritos acudiendo a sus sepulturas. La atracción por visitar la tumba de una persona a la que se admira es tal que incluso en la Red hay sitios web que se han especializado en este tipo de turismo.

Es el caso de 'www.findagrave.com', página en la que se puede encontrar dónde reposan los restos mortales de miles de escritores, artistas, científicos... Centros imprescindibles de peregrinaje son los cementerios de Montparnasse, en París, donde descansan Charles Baudelaire, Julio Cortazar, Samuel Beckett, Carlos Fuentes, Jean Paul Sartre o Simone de Beauvoir, o la Abadía de Westminster, en Londres, que acoge a Charles Dickens, Rudyard Kipling, Robert Browning o Alfred Tennyson.

Las tumbas de muchos de estos genios están rodeadas de pequeños tributos a su universo literario que se encargan de alimentar los lectores que las visitan. Es el caso de la tumba de Cortazar en Montparnasse, en donde es costumbre dejar rayuleas dibujadas o mensajes escritos. La de Antonio Machado, en Collioure, dispone de un buzón en la que sus admiradores depositan cartas, versos y objetos.

Curioso es el caso de Dante, el maestro italiano, que tiene dos tumbas, una de ellas vacía con un gran monumento en la Basílica di Santa Croce en Florencia, y otra con sus restos en Rávena. Aunque estaba previsto trasladar los restos mortales del escritor, nunca llegó a hacerse. Más humildes son los lugares en donde reposan Virginia Woolf, incinerada y enterrada por su marido junto a un árbol en Rodmell, Sussex, o la última morada de Leon Tolstoi, enterrado en una finca rural al suroeste de Tula, Rusia, de la que Stefan Zweig dijo que era la "tumba más hermosa del mundo".