El endocrinólogo Antonio Escribano, nutricionista de las federaciones españolas de fútbol y baloncesto, y que ha trabajado para una docena de clubes de fútbol de primer nivel, dijo ayer en el Club FARO que "la mala alimentación es lo que más mata en este planeta". Este eminente especialista cordobés, que colabora con la Universidad de Navarra y con una importante cadena hotelera nacional, aportó claves para conseguir una alimentación saludable y evitar el sobrepeso, una cuestión por la que muestran interés 9 de cada 10 españoles, según las encuestas. Sin embargo, advirtió que "gastamos 8.000 millones en productos para adelgazar y ninguno sirve para nada".

Escribano (Córdoba, 1950), que lleva trabajando casi cuatro décadas como especialista en nutrición, y ha trabajado para el Athletic de Bilbao, el Sevilla, el Tottenham y el Deportivo de La Coruña, entre otros clubes de fútbol, recordó que de la elección de los alimentos depende nuestra salud, calidad de vida, estado de ánimo, rendimiento laboral e intelectual y una longevidad cerebral activa. "Una dieta es como una canción -ejemplificó-, y yo voy a hablar de la música, que es una alimentación sana", afirmó el autor del libro "Aprende a comer y a controlar tu peso" (Espasa).

Durante la proyección, el especialista cordobés mostró un artículo de prensa que aseguraba que el 59% de las muertes están causadas por una mala alimentación. "Según la Organización Mundial de la Salud, puedes estar sano después de los 70, 80 o 90 años si llevas una alimentación sana, una actividad física regular y adecuada y evitas el tabaco", apuntó.

Habló de cómo la alimentación humana ha cambiado desde nuestros antepasados, los australopitecus, que vivieron hace 5 millones de años y comían lo poco que encontraban en la "despensa" de la selva, hasta la actualidad, cuando disponemos de hipermercados repletos de alimentos, muchos de ellos hipercalóricos, aunque no siempre los reconocemos. Para ello puso ejemplos que pueden resultar sorprendentes: cien gramos de mayonesa tienen aproximadamente las mismas calorías que 7.2 kilos de tomates; una pizza pequeña, dos hamburguesas, cuatro nuggets de pollo y patatas fritas tienen 3.200 calorías, más de lo que un hombre adulto suele gastar todo un día, mientras que una ensalada que ocupa el mismo espacio en el plato, a base de lechuga y langostinos, tiene solamente 260 calorías. "Un bocadillo con bacón y queso puede tener mil calorías, lo mismo que gasta un futbolista en un partido", destacó.

Explicó que los llamados "alimentos funcionales", que además de energía nos ayudan a prevenir enfermedades, están en la naturaleza y que no hace falta complar suplementos en la farmacia. "¡Van a terminar vendiendo almohadas de omega 3 para que lo absorbamos mientras dormimos!", ironizó. Mencionó los beneficios del tomate, que contiene licopeno, bueno para prevenir el cáncer de próstata y los infartos. El brócoli es rico en sulforafano, contra el cáncer. Y el pescado azul contiene omega 3, que ayuda a evitar las enfermedades coronarias.

Contó que en los casi 40 años que lleva en la consulta, se ha encontrado a "gente que pesa 160 kilos y te dice que no desayuna, ni come, ni cena". Otros le echan la culpa "al tiroides". La obesidad, dijo, "no se mide por el peso, sino por la grasa", y esa grasa que acumulamos no es necesariamente la que ingerimos como tal: otros alimentos no grasos, como los hidratos, terminan guardándose en forma de grasa cuando los depósitos de glucógeno (azúcar) en nuestro organismo, que tienen una capacidad de unos 400 gramos, se llenan. Esa grasa se acumula primero debajo de la piel y después, cuando es más abundante, entre nuestras vísceras.

Advirtió también del peligro de abusar del azúcar, que junto a la sal era llamada por los chinos "la muerte blanca". En 1820, un español tomaba tres kilos de azúcar al año. Hoy esta cifra se ha disparado hasta los 72 kilos anuales. Buena parte de ese azúcar lo podemos tomar en las bebidas azucaradas: cada litro contiene el equivalente de unos 23 terrones de azúcar; y una lata, siete u ocho terrones. La hiperglucemia puede provocar diabetes tipo II, la "diabetes del adulto".

Recordó también que el gasto calórico se reduce en el transcurso de la vida, por eso "con la edad hay que comer menos. Un niño gasta 55 calorías por kilo de peso, mientras que una señora, solo 19".