El ingreso en prisión provisional y sin posibilidad de fianza de Feliciano Miguel Rosendo imputado por el Juzgado de Instrucción 1 de Tui de presuntos delitos de asociación ilegal y abusos sexuales ha propiciado la desbandada, al menos en apariencia, de la veintena de jóvenes que le siguieron a Madrid cuando el obispo de Tui-Vigo, al conocer sus posibles comportamientos inmorales, le destituyó al frente de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, una asociación pública de fieles que creó en 2009.

Con el "líder" encarcelado por orden judicial -lo que pone fin al argumento que esgrimía de que no había nada ilegal sino que eran objeto de una guerra interna entre distintas facciones de la Iglesia-; con la Orden intervenida por un comisario diocesano en la que siguen algunas religiosas y con el Arzobispado de Madrid cerrando puertas al afirmar que la Voz de Serviam, entidad con la que Rosendo pretendía abrirse camino en la capital de España, no es un grupo católico, los apoyos eclesiales y sociales que mantenía han ido desapareciendo y posiblemente también los ingresos económicos.

La veintena de adeptas que dejaron la Orden de San Miguel cuando ésta fue intervenida por el Obispado de Tui-Vigo y se trasladaron a Madrid para seguir al depuesto Miguel Rosendo en la Voz de Serviam, han ido abandonado en las últimas horas la mansión del Escorial en la que residían. "Nos disolvemos por consejo de nuestro abogado", explicaban al salir de la residencia. Las que tienen familias afines al líder encarcelado han anunciado que vuelven a casa, no así aquellas cuyas familias encargaron un informe a un detective que sirve de base ahora a la investigación de la Guardia Civil sobre los presuntos delitos atribuidos a Miguel Rosendo.

"Mi hija Marta no nos ha llamado. Ya nos dijo cuando la vimos en el juzgado de Tui que su casa estaba en Madrid", explicaba ayer Carlos Paz, padre de la falsa monja imputada junto con Miguel Rosendo que quedó en libertad imputada de presunta asociación ilegal. No es el único que considera que el abandono de la residencia del Escorial y el anuncio de disolución obedecen más a una estrategia jurídica que a una situación real.

Entre las jóvenes que ayer dejaban la mansión del Escorial se encuentra una viguesa, la única gallega que habría decidido regresar a su casa. Con ella iban otra chica madrileña, una lusa y otra mexicana. En el chalé quedarían tres mujeres, una de ellas sería Ivana, superiora de las falsas monjas y hermana de la nuera de Miguel Rosendo.

De las 400 personas que formaban la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, apenas unas 30 que permanecen fieles a su líder, Feliciano Miguel Rosendo, desde que el obispo de Tui-Vigo le apartó de la formación la pasada primavera tras concluir la investigación abierta al tener conocimiento de posibles prácticas amorales en el seno de esta asociación.

Rosendo fue detenido el pasado 11 de diciembre por la Guardia Civil en un chalé de la localidad madrileña de Collado Villalba donde se había refugiado.

En la actualidad la asociación que fundó en la mansión de Mougás en Oia también se ha desgajado en dos grupos. Algunas religiosas permanecen bajo el control de la Iglesia en la Orden y Mandato San Miguel, sujetas a la autoridad eclesiástica que nombró el obispo de Tui-Vigo, Luis Quinteiro. Este es el caso de las cuatro jóvenes que cuidan ancianos y residen en Bustarviejo (Madrid), mientras que las adeptas a Miguel Rosendo, ex-miguelianas reconvertidas en La Voz de Serviam , residían en varios chalés en Madrid. Las familias críticas a Rosendo, que estudian personarse como acusación particular, reclaman un paso más al Obispado:que explique a los seguidores de Miguel la verdad y les preste el apoyo que necesitan para reencontrarse con la Iglesia y con sus familias. "Ellos, los fieles seguidores de Rosendo son las víctimas", apostillan.