A Antón Patiño no le interesa plasmar el océano como paisaje, sino su dimensión de libertad. "No me interesa hacer una obra que ya está hecha. El arte tiene que ser siempre algo nuevo. Me interesan experiencias de aventuras vitales donde el hecho conceptual y la intuición sensorial se mezclan", explica el artista, que después de la inauguración de "Océanos" viajará a París.

Para Patiño, el arte debe ser reflejo de la sociedad en que vive. "En un mundo convulso, el arte refleja esa gráfica de la incertidumbre y con bastante precisión, lo que sucede es que no siempre hay un acceso igualitario a los recursos culturales", comenta.

En este contexto, "Océanos" , que el artista concibe como un puzzle cromático, pretende evocar sentimientos al espectador, activar los resortes de ese sentimiento oceánico, ya descrito en el psicoanálisis. "El sentimiento oceánico es un sentimiento de sublimación del principal patrimonio que tenemos, que es el de los sentidos. Lo que no nos enseñan en la escuela es que hay un sexto sentido, que es el arte, que es el que hace que estemos alerta y no claudiquemos frente a las restricciones de libertad", alega.