Ellos sufrieron la guerra civil, el exilio, los campos de internamiento en Francia y, por último, al estallar la segunda guerra mundial, el traslado a los campos de concentración nazis. Son los españoles supervivientes de aquellas torturas, terror y hambre a los que la periodista Montserrat Llor fue entrevistando pacientemente en 20 viajes por España y extranjero para escribir este libro emocionante.

Todos sufrieron mucho pero quizás las mujeres más. Algunas de ellas fueron obligadas a prostituirse, y llegaron a suicidarse. "Eso no les sucedía -dice- a las mujeres resistentes, a las que los nazis no podían ver y de las que huían como si fueran la peste, como me contó Conchita Ramos, Neus Catalá o Elisabet Ricol, mujer de Artur London, brigadistas internacionales".

Las emociones que observó Llor en sus entrevistados, a veces escondidas en risas, los traumas psicológicos que confesaron que les quedaron... Por ejemplo, Jesús Tello, que falleció recientemente. "Era un hombre muy guerrero y aún tenía rabia por las brutalidades que cometieron contra ellos. Él fue quien me comentó que todavía escuchaba por las noches el sonido de los zuecos desgastados arrastrándose por la nieve de aquellos prisioneros" . O José Alcubierre, "quien aún llora y se emociona al hablar de su padre, junto al que llegó a Mauthausen cuando tenía 15 años. Todos tienen aquellos días muy presentes".

Para levantar la moral en Mauthausen, permitían que los presos que tuvieran aún fuerzas disfrutaran, solo los domingos por la tarde, de tiempo destinado al ocio, si es que así puede denominarse. Representaciones teatrales, fútbol, boxeo, música, toreo...