Al borde de su extinción ya a principios del siglo XX, el decreto de la Comisión Ballenera Internacional del año 1947, declarando su protección, salvó el pellejo de uno de los más bellos y espectaculares mamíferos marinos, la ballena gris, que, sin embargo, todavía está considerada especie amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales.

La Bahía Magdalena, en México, es hoy en día el principal lugar del mundo donde nace la desgraciadamente reducida colonia de ballenas grises, las cuales comparten hábitat con algunas de las especies de tortugas incluidas también en el catálogo de "especies en peligro de extinción". Se trata de uno de los ecosistemas costeros más ricos de la costa americana, una fuente de abastecimiento para la población de la zona, especialmente para los habitantes de Puerto San Carlos, pero el vertido de residuos urbanos sin tratar y el complicado abastecimiento de agua potable podrían, a medio plazo, atentar contra el ecosistema y, de rebote, destruir este "nido de la ballena gris".

Precisamente para preservar este privilegiado hábitat marino, el CSIC-Galicia, en colaboración con CICIMAR (México) han puesto enmarcha "un estudio integral del estado ecológico de la bahía desde un punto de vista químico, biológico y microbiológico que nos dará una amplia visión sobre el estado de la bahía a partir del cual se podrán proponer medidas para remediar la posible contaminación procedente de las aguas no tratadas en Puerto San Carlos y que se vierten continuamente en la zona". Quien así se expresa es Juan Santos Echeandía, investigador principal de proyecto, quien con el también científico del CSIC, Juan Rodríguez Herrera, concluyeron la primera fase de este estudio a finales del pasado mes de marzo. Los resultados de los muestreos realizados serán sometidos, durante este mes de abril y el próximo mayo, a análisis químicos y biológicos en el Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo. "De momento -estima Santos Echeandía- no creo que los riesgos lleguen a tal extremo como para hablar de extinción de especies, pero lo que puede ocurrir es que las ballenas y las tortugas dejen de acudir a esta bahía como zona de cría por la presencia de aguas menos salubres". "Más preocupante ahora mismo -puntualiza el biólogo del IIM de Vigo- puede resultar el hecho de que las especies comerciales, desde almejas a sardinas, se vean contaminadas, llegando a alcanzar niveles no recomendados para el consumo humano, desde el punto de vista de los metales pesados o contaminantes microbiológicos. Esto sería fatal para un pueblo como Puerto San Carlos, principal núcleo poblacional de Bahía Magdalena, cuyos pilares económicos son la pesca, la acuicultura y el turismo para el avistamiento de ballenas".

Aunque las peculiares características del ecosistema de Bahía Magdalena hacen que en principio los resultados del estudio solo sean aplicables a sistemas similares, únicamente presentes a lo largo de la costa de Baja California, Juan Santos no descarta que "también puedan aplicarse a otros sistemas costeros en los cuales se viertan aguas residuales o industriales sin tratamiento previo y que necesiten ser conservados por alguna característica particular".

La investigación, que incluye actividades divulgativas dirigidas tanto a estudiantes universitarios y de doctorado mexicanos como como a la población local, se reanudará en los próximos meses de septiembre y octubre.