Ni los fármacos resuelven todos los problemas, ni tampoco hay que tenerles aversión para tratar determinados problemas de la salud mental de los niños. La psiquiatra infanto-juvenil del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) Ana Gago habló de estos temas y de la labor de la familia en el equilibrio mental de los pequeños. Fue durante la octava reunión anual de la Asociación Galega de Pediatría de Atención Primaria (Agapap) ayer en Compostela.

-¿Cuáles son los principales problemas mentales que presentan los niños en consulta?

-Los más frecuentes no suelen ser muy graves. Las demandas habituales de psiquiatría infantil en pediatría suelen ser problemas de aprendizaje, cuadros ansioso-depresivos o con mucha tristeza, dolores abdominales y de cabeza que aumentan en épocas de estrés. En la adolescencia, puede haber problemas de conducta, se tornan desafiantes, impulsivos, empiezan a consumir algún tóxico o también posibles trastornos alimentarios.

-En cuanto al Trastorno de Déficit de Atención por Hiperactividad, algunas voces se muestran contrarias a que se medique a los niños por este.

-Si los beneficios son mucho mayores que el riesgo, vale la pena. Hay que saber explicar eso y tumbar falsos mitos sobre los psicofármacos. A la hora de recetar una medicación a un niño, hay que hacer una labor educativa, explicando el porqué de ese tratamiento.

-También surgen de vez en cuando problemas con padres que medican por su cuenta y riesgo a los pequeños para que estén más tranquilos.

-Eso nunca se debe hacer; siempre tiene que estar pautado por un médico. Medicar por su cuenta a un hijo sería una negligencia. Otra cosa es que tenga una fiebre; el padre ya sabe cómo puede hacerla bajar. Hay que consultar y valorar porque no siempre hay que medicar cuando se tiene un problema de salud mental. Hay cosas que se pueden resolver sin medicación.

-A veces, muchos problemas pueden residir en la propia familia.

-Totalmente de acuerdo. Muchas veces, los niños son amplificadores de los problemas que hay en la familia. Si en esta, hay mucha ansiedad, los niños también van a presentar esos síntomas que tienen que ver con los problemas o dificultades que hay en la familia.

-¿Es más difícil atajar problemas de conducta en adolescentes?

-Pues, increíblemente, mientras uno tiene menos de 18 años, las intervenciones son muy agradecidas. Si llegan de adultos con problemas de dependencia de tóxicos es muy difícil de revertir eso, pero si se trata de un adolescente que comienza a faltar al colegio, a coquetear con los tóxicos y tener problemas de conducta, incidir ahí puede provocar que se haga una prevención de una complicación. Hay que tratarlo y hay que velar por los hijos adolescentes que requieren mucha atención por parte de los padres.

-Algunos expertos indican que este tipo de problemas tiene un importante componente genético.

-Los estudios sobre causas de la enfermedad mental siempre tienen en cuenta que la base genética es muy importante, pero también tienen en cuenta los factores familiares. Podemos decir que los problemas de salud mental son multifactoriales.

-Lleva trabajando como psiquiatra desde el año 2000. ¿En estos años, ha visto un incremento de casos en consulta?

-Cada vez hay más alerta y preocupación, más interés por lo que le pasa al niño. Ya no se toma por algo secundario. Aumenta la demanda por estos problemas y eso se ve año tras año. Hay más sensibilidad al sufrimiento del niño y los pediatras tienen más información.

-¿Qué opina de la ley que prepara Reino Unido por la que se sancionaría a los padres si no besan o abrazan a sus hijos?

- Son medidas muy curiosas. El afecto por los hijos puede demostrarse de muchas maneras. No se deben forzar los afectos. Hay mucha gente afectuosa sin ser llamativa. Otra gente da muchos besos pero realmente es fría. Los niños sí se dan cuenta de lo afectuosos que son sus padres. Son detalles más sutiles como el cuidado, interés, estudiar con ellos, preguntarles cosas...