El Premio Pritzker reconoció hace una semanas la arquitectura sostenible del japonés Shigeru Ban, quien recurre habitualmente a la madera en proyectos como las nuevas oficinas de Tamedia en Zúrich, que albergan a 480 empleados. La construcción con este noble material está en auge -el edificio mas alto del mundo, con 10 plantas, se estrenó hace un año en Melbourne y ya hay proyecto para otro en Vancouver de 30- y este resurgir de lo tradicional a través de su fusión con las últimas tecnologías se debe al trabajo desarrollado en centros como el Fraunhofer WKI-Instituto de Investigación de la Madera, donde trabaja el cambrés Pablo Guindos.

"Alemania, Austria, los países nórdicos, EE UU, Japón o Canadá levantan edificios con madera desde hace varios años porque se trata de una alternativa sostenible muy buena tanto desde el punto de vista estructural como energético, pues es muy buen aislante. Y además, por su flexibilidad, tiene un comportamiento frente a terremotos mejor que el del cristal o el hormigón", explica.

Pablo obtuvo sendos premios extraordinarios gallegos y una mención nacional por sus carreras de Ingeniería Técnica Agrícola e Ingeniería Agrónoma. Entre ambas se formó en Holanda en Desarrollo e Innovación Rural Internacional y en 2011 se doctoró por la Universidad de Santiago con una tesis que desarrolla modelos de elementos finitos tridimensionales para calcular las propiedades de la madera durante su uso en construcción.

Su currículo también incluye una estancia en el departamento de Arquitectura de Minho y desde octubre de 2012 forma parte del departamento de construcción del Fraunhofer WKI, en la ciudad de Brunswick, gracias a una beca Barrié. La especialidad de Pablo es el cálculo y la simulación numérica de la madera, conocimiento que aplica a los ensayos de edificios de varias plantas frente a seísmos o vientos. "El centro tiene una vivienda a escala real para pruebas y un bloque de tres plantas a escala 1.3 para determinar qué intensidad de terremoto pueden resistir", comenta.

Los estudios que se realizan actualmente combinan la madera laminada de coníferas con fibra de carbono y piezas de acero para reforzar o unir ciertas partes de la estructura. En su departamento conviven ingenieros forestales y civiles con químicos que buscan soluciones frente al fuego. "La madera es combustible pero, cuando arde, su interior aguanta mejor que otros elementos que se funden como el acero. En este tema se ha evolucionado muchísimo y aquí se desarrollan unas pinturas que hacen que tarde más en arder", destaca.

"Es un campo con gran potencial y hay mucha investigación en Alemania y otros países europeos. Es sostenible y encaja en las políticas de ayudas de la UE. En España llegó a haber un auge y parecía que la gente empezaba a ver la madera como un material de obra nueva y no solo de rehabilitación, pero la crisis desgraciadamente ha cortado todo esto", señala.

En el caso de nuestra comunidad, se pierde además una enorme oportunidad para generar valor añadido en el sector forestal y gestionar mejor los bosques, lo que evitaría incendios: "Galicia tiene un potencial enorme. Podría sacar más partido de sus recursos o, al menos, diversificar el sector con productos de ingeniería. Y esto además produciría desarrollo rural. Ya no hablamos solo de madera para edificios, sino también de elementos caros como piezas para la automoción, trenes o aviones. Volkswagen, que está aquí al lado, utiliza compuestos de madera. Mezclada con plástico tiene una resistencia casi tan alta como la fibra de carbono".

A Pablo le gustaría aplicar algún día en su tierra todo el conocimiento que está asimilando en Alemania, pero todavía no ha decidido su futuro cuando la beca finalice después del verano. Mientras tanto, disfruta de la experiencia profesional y de una ciudad que, tanto a él como a su novia Minia, de Ourense, les ha enganchado. "La oferta cultural es impresionante y hemos caído en una de las áreas de investigación más intensa de Europa. Hemos aprovechado para aprender alemán y en los cursos hemos conocido a gente de todos los países que trabaja en los centros de I+D. Es una experiencia muy positiva para conocer a gente distinta y también darte cuenta de cómo somos los españoles realmente en carácter y frente a la vida".