El oso pardo empieza a reproducirse en Os Ancares gallegos y cada vez es más frecuente su presencia en O Courel. Dos datos que avalan la recuperación en Galicia de una de las especies más amenazadas, considerada en peligro de extinción.

En Galicia se tiene constancia de la presencia de una osa con dos crías en la montaña de A Fonsagrada, pero todo parece indicar que hay otras osas reproductoras en Os Ancares; sin olvidar la ya habitual llegada periódica de machos jóvenes que se dispersaban en primavera desde León y Asturias hacia el interior de Lugo en busca de alimento o pareja. "La zona principal de la presencia del oso pardo en Galicia se corresponde con las sierras orientales de Lugo, fundamentalmente los Ancares gallegos, pero cada vez es más asidua su presencia en la sierra de O Courel, que tiene un hábitat adecuado para albergar una población de esta especie", señala José Luis García Lorenzo, coordinador de proyectos de la Fundación Oso Pardo.

La existencia de osas reproductoras es fundamental para consolidar la presencia del oso en un territorio, "porque se suelen quedar en el sitio donde se reproducen", añade García Lorenzo. Desde el año 2012 no existe una Patrulla Oso en Galicia, por lo que es difícil cuantificar el número de osos que viven actualmente en territorio gallego, sin olvidar que la población de esta especie situada en los Ancares se mueve indistintamente por zonas de León y nuestra comunidad. La Fundación Oso Pardo estima que en la zona del Cantábrico se mueven en la actualidad unos 210 osos, la gran mayoría -180- de la subpoblación occidental, que se extiende por unos 2.800 km2, desde los Ancares lucenses y leoneses hasta llegar casi a la zona central de la cordillera entre León y Asturias.

Ancares tiene zonas muy buenas para acoger poblaciones de osos pardos, pero también O Courel cuenta con "unas condiciones aceptables", añade José Luis García, que considera necesario "hacer un esfuerzo para seguir mejorando el hábitat, de tal forma que los osos encuentren alimento y refugio".

Los datos de los censos de osas han permitido constatar la recuperación de la especie después de décadas de declive continuado. Los datos de 2012 suponen un nuevo record, con 33 osas acompañadas de 62 oseznos, de las cuales 29 y 56 crías corresponden a la zona occidental y cuatro con seis oseznos a la oriental. Esta recuperación es más marcada en la subpoblación occidental, donde se estima una tasa de crecimiento anual del 10,6%, confirmando el buen momento reproductivo y la tendencia demográfica positiva desde mediados de los años noventa.

El Plan de Recuperación del Oso Pardo impulsado por la Xunta de Galicia en 1992 extiende su ámbito por 64.820 hectáreas, que incluyen zonas de los concellos de Cervantes, Navia, Negueira, Pedrafita, O Courel, Quiroga, Triacastela y Samos. El objetivo del plan es conservar y consolidar la población de oso pardo en Galicia hasta constituir un núcleo reproductor viable y conseguir la recolonización de las áreas potenciales. Entre otras, establece medidas para evitar la mortandad no natural, garantizar la pureza genética, conservar su hábitat y favorecer la conectividad con las poblaciones oseras de León y Asturias.

En esta época del año es cuando empiezan los osos a desarrollar una mayor actividad, que se centra sobre todo en los meses de abril y mayo. Por el contrario, durante el otoño y el invierno es más difícil localizarlos.

Principales amenazas

Las principales amenazas para la conservación de la especie en Galicia son las que buscan su muerte directa (lazos, venenos o caza furtiva) así como la alteración del hábitat (incendios, construcción de infraestructuras, etcétera). "Con el paso de los años estamos viendo que está descendiendo el empleo de lazos, aunque siguen siendo todavía un peligro, sobre todo en las zonas más periféricas", explica el coordinador de proyectos de la Fundación Oso Pardo. Hace hincapié García Lorenzo en la importancia de las campañas de concienciación, aunque reconoce que también las sanciones han contribuido a la disminución sustancial de esta práctica utilizada por agricultores para proteger cultivos o por cazadores para la obtención de carne.

Entre los objetivos de la Fundación Oso Pardo se encuentran los trabajos de prevención de daños y riesgos, la lucha contra el furtivismo y la colaboración con apicultores y cazadores, sin olvidar las campañas de sensibilización y en la mejora del hábitat. Los avances en esos frentes facilitarán sin duda la recuperación de la especie en Galicia.

Respecto al Plan de Recuperación del Oso Pardo en Galicia, a mediados de julio finalizó el periodo de información pública del documento con el que se pretende sustituir al Plan existente, que data del año 1992. La Fundación Oso Pardo ha presentado alegaciones con 25 propuestas para mejorar el contenido del documento.

Los planes de recuperación son instrumentos previstos en la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, para aquellas especies incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas en la categoría de "en peligro de extinción", siendo obligación de las comunidades autónomas su redacción y aprobación. Estos planes son herramientas fundamentales para la especie -en este caso, el oso-, ya que en ellos se recogen los objetivos y las medidas de conservación vinculantes para las administraciones y la sociedad; los planes de recuperación son además el marco en el que tiene que desenvolverse el trabajo de las ONG conservacionistas.

"Desde el punto de vista normativo el oso pardo en la Cordillera Cantábrica es afortunado -explican desde la Fundación Oso Pardo- ya que las cuatro comunidades autónomas que cuentan con la especie en su territorio tienen aprobados sus planes, aunque todos ellos están necesitados de revisión". El más recientemente en su aprobación es el del Principado de Asturias, del año 2002, mientras que el de Cantabria es de 1989, el de Castilla y León data de 1990 y el de Galicia de 1992.

EL CICLO REPRODUCTIVO

1.- Celo. La actividad sexual comienza en los machos al poco de salir de la hibernación, alcanza su máximo en abril y a partir de julio se reduce. Las hembras presentan "ovulación inducida", poco común entre los mamíferos y que consiste en que la oculación es estimulada por la penetracion. El celo de la hembra consta de dos períodos de receptividad de unos 10 días.

2.- Cópula. El primer período de receptividad de las hembras no es fértil, aunque sí se producen cópulas durante el mismo. Después tiene lugar un descanso, tras el cual llega el segundo celo, en el que se registra ovulación y, por tanto, existe la posibilidad de un embarazo. Una misma hembra puede copular con varios machos, como estrategia para reducir el riesgo de infanticidio.

3.- Gestación.- La implantación del óvulo fecundado se produce tiempo después de las cópulas, en noviembre. Así, la gestación real se limita a un período de unos 60 días. La condición física de la madre es determinante para que el embrión se implante y se desarrolle. El análisis de la concentración de progesterona en las heces permite saber si una hembra está gestando.

4.- Partos. Las hembras pares a sus cachorros durante la hibernación, normalmente en el mes de enero. Dos tercios de los partos son gemelares, aunque hay camadas de solo un esbardu y otras de tres. Las crías nacen muy poco desarrolladas y muy desvalidas, sin pelo, con los ojos cerrados y con un peso de solo 300 o 400 gramos, lo que las hace muy vulnerables.

5.- Crianza. Hacia abril o mayo los esbardos salen de la osera, cumplidos cuatro meses y con un peso que multiplica por diez el de su nacimiento. Los oseznos dependen durante un año y medio de sus madres, que los crían en solitario. La salida de la osera es un momento delicado porque coincide con el celo y los machos y los machos pueden matarlos para que la madre acepte aparearse.