La Policía Nacional acudió a un domicilio en Vigo tras una llamada alertándolos de una fuerte discusión. Allí un hombre les explicó que había reñido con su pareja porque ésta le había recriminado por su comportamiento. Pero unos tubos de ventilación en la casa llamaron la atención de los agentes, que siguieron llegar a una habitación con 12 plantas de marihuana.

Otra riña familiar llevó a la Guardia Civil a descubrir una importante plantación con 304 ejemplares en una vivienda en Vilanova. Se encontraban en macetas distribuidas por la terraza del domicilio.

Situaciones como ésta se produjeron a lo largo del año pasado, en el que la Guardia Civil constató un ligero aumento en la incautación de estas hierbas psicotrópicas: 1.863 plantas frente a las 1.693 intervenidas en 2012.

El capitán del instituto armado, José Manuel Rancaño, admitía este "boom" en el cultivo de cannabis y lo achacaba a la crisis económica, puesto que para los consumidores es más barato cultivarla que comprarla ya preparada para el consumo.

El periodo de mayores decomisos fue el mes de septiembre, precisamente la época en la que los cultivadores retiran las plantas del terreno para proceder a su secado. Desde la Guardia Civil también puntualizan que la mayoría de las operaciones son fruto de investigaciones propias, relegando las denuncias a un porcentaje marginal.

Pero la táctica más extendida para ocultar la "maría" es camuflarla. Así el año pasado se hallaron diversas plantaciones en medio del monte, donde pretendían pasar desapercibidas. Muchos cultivan en terrenos que ni siquiera son suyos, creyendo que así nadie los vinculará con la droga. Pero hasta allí desplazan las herramientas necesarias para su cuidado, como bidones de agua, regaderas y mangueras, lo que les delata. También hay quien prácticamente abandona la "maría" a la bonanza climática, pero sin embargo se les ha detenido de madrugada transportando las plantas. Y hay quien, pillado in fraganti, confiesa que ocultó la droga porque sabía que cultivar "no está del todo bien".

También se han dado casos de gran ingenio: plantación en Pontesampaio que contaba con un curioso sistema de riego compuesto por dos garrafas de 20 y 250 litros y una manguera de más de 80 metros. Este dispositivo permitía mantener con agua a las plantas sin necesidad de que los responsables de la plantación tuvieran que acercarse a ellas.

Otros casos resultaron de lo más curiosos y extraños, como la marihuana que creció en el paseo del río Lameira en Marín, sin que se llegase a esclarecer si germinó allí de forma espontánea o si alguien creyó que la mejor forma de pasar desapercibido es mostrarte. Y es que la "maría" llega hasta los lugares más insospechados y paradisíacos, como las propias Islas Cíes.

A veces la fatalidad también se alía con los agentes a la hora de topar plantaciones. Así ocurrió en Tameiga, en Mos, donde un incendio en el galpón de una vivienda destapó un vivero de marihuana. El lugar estaba provisto de luces autónomas, infrarrojos y sistema de riego propio.

¿Y dónde acaban tantas plantas de "maría"? Son depositadas en las dependencias de la Guardia Civil, en espera de que el juzgado ordene su destrucción, que se lleva a cabo en la fábrica de celulosas de Pontevedra.