Jorge Loira padre, marino mercante que viajó por todos los mares, se ha empeñado en escribir, en nombre de toda la familia, el prólogo del que será el primer libro de su hijo. Dice que cada vez que lee lo que ha escrito no puede evitar que las lágrimas le aneguen la mirada. Este es uno de los párrafos de ese texto: "Aquel día tan fatídico, Jorge estaba en una pequeña embarcación, ayudando a colocar unas balizas para una regata náutica que se iba a disputar. Empezó a encontrarse mal, decía que estaba mareado. Los amigos que estaban con él lo llevaron a la playa y, ante la gravedad de los síntomas que presentaba, lo trasladaron urgentemente al Hospital Provincial de Pontevedra. En brazos de su madre, que lloraba sin entender nada de lo que ocurría, alzó la mirada hacia ella y pronunció sus últimas palabras: ¡No llores mamá, no puedo verte así". Jorge Loira Gago permaneció en coma durante cuatro días, a lo largo de los cuales su padre siempre confió en que superaría su estado. Pero no fue así.