Un cetáceo a medio camino entre escultura, mobiliario urbano y mini tobogán navega por los kilómetros del paseo marítimo de O con de Moaña desde el año 2007. El "padre" de esta ballena llamada "Anduriña", que hace las delicias de los más pequeños desde su instalación, así como el choco gigante bautizado "O bufón" son obra el arquitecto especializado en Urbanismo, Juan Manuel Fernández Rivas, que se esconde bajo el pseudónimo Peiss o Peissman. Aunque lo que más trasciende del trabajo de este autor son las vistosas esculturas, su creatividad se centra en todo el borde marítimo, para los que diseña desde el trazado al mobiliario urbano.

Tras intervenir en los frentes portuarios en O Con, en Moaña y en entornos naturales como la pasarela de madera y mirador en la playa de A Mona en Tirán -donde se ensalza la exuberante belleza del lugar con un trazado curvo que invita a contemplar el paisaje, o a meditar- este arquitecto proyecta sus monumentales diseños y mobiliario escultórico en Holanda. Un país en el que -asegura- "la calle es una joya". Y como artista gallego y gran amante del mar se siente especialmente atraído por las posibilidades que ofrece este país eminentemente marítimo. "Son amantes del arte y la exponen en espacios urbanos", comenta.

A priori, su obra ha tenido buena acogida en la tierra de los tulipanes. Una colección de pequeñas esculturas, que son en realidad veinte barcos hechos sobre piedras pintadas, y dos acuarelas que reproducen edificios simbólicos de la ciudad, ya están a la venta en una galería local: la Galeríe Atelier Herenplaats de Rotterdam.

Entre estos pequeños diseños en piedra del artista está el taxi-mar del Hotel New York -que se mueve por los canales de Rotterdam-. El resto de piezas son todo tipo de barcos de Rotterdam: cargueros, gabarras, casas barco, de vela o motor. "Me estoy abriendo a Europa y al mundo; porque mi propuesta pasa porque el arte esté en la calle no solo para ser observado, sino para construir un paisaje con el que los ciudadanos interactúen. La principal característica de mis esculturas es que atraen a la gente, son como hitos socializadores", asegura posando sobre la ballena de Moaña. El autor crea pensando en el uso público de los lugares, en dar una calidad estética y vivencial a las obras y en hacerlo de manera acorde a la identidad del lugar. La preocupación en el juego infantil está lejos de los esquemas manidos.

Este reto va en la misma dirección que ahora mismo rige la filosofía social en los Países Bajos: conseguir que la ciudadanía pase más tiempo en la calle.

El boletín del ICEX de La haya publicó un artículo a propósito de las "ballenas de cerámica para los niños holandeses", a principios de noviembre. El arquitecto dejó huella tras su paso por la Oficina Económica y Comercial. "Cabe destacar entre sus obras las esculturas públicas, como parques infantiles, ya que por su singularidad se convierten en puntos de encuentro y socialización en entornos públicos o privados. Así, sus originales diseños atraen tanto a niños como a adultos e invitan a jugar y admirar la monumentalidad de estos simpáticos seres marinos", indica el semanario. También aseguraba que algunas de las obras del artista; eso sí, de menor dimensión, ya están a la venta en galerías de arte holandesas.

No es el primer país al que exporta su visión marítima Peiss, que viajó a los Emiratos Árabes mientras y al mismo tiempo investiga en nuevos materiales de construcción o en espacios deportivos circulares de siete metros, con juegos inventados. En las grandes esculturas de la península de O Morrazo, realizadas en hormigón y recubiertas de mosaico de piezas cerámicas hay quien ve una clara referencia al onírico Gaudí y al barcelonés parque Güell.

El arquitecto asegura que diseña cada obra para un espacio concreto. "Y ahora está saliendo más mi lado de artista", reconoce.

Al hablar de arte y crisis, Peiss se manifiesta rotundo: "El arte urbano no es algo superfluo para la sociedad; es algo fundamental más en los tiempos que vivimos, porque mejora la calidad de vida". También cree que "es un problema de mentalidad política, porque mejorar el entorno hace que mejore la vida de los ciudadanos".

Para que se construyesen aviones, alguien tuvo que soñar algún día con poder volar. Quizás Peiss ponga las primeras piedras para que las plazas algún día estén animadas por simpáticos mamíferos.