"Las gaviotas han ido a menos en los últimos años", advierte el experto del grupo de anillamiento. "Antes comían en los vertederos e incluso en el puerto del Berbés y tenían fuentes de alimento más pesqueras". Aún así, Cordeiro reconoce que la "gente tiene la percepción de que hoy son más, porque son más molestas, aunque el censo total ha mermado". "Hay menos, pero su comportamiento se ha vuelto distinto. Entran a las terrazas porque su alimentación bajó y son mucho más molestas", asegura. Es por eso por lo que, según Antonio Cordeiro, llegan a los campos de fútbol, a los patios del colegio, o a la comida de fuera de los contenedores...

En ese sentido, el ecologista reparte responsabilidades: "No deberían de tener los platos descubiertos en las terrazas", por ejemplo. "No deberíamos de ponérselo fácil a la hora de conseguir comida, porque es como si tuviersen el súper en la puerta de casa; antes estaban volando de aquí para allá. Ahora ya no lo necesitan", razona.