Una mujer operada de un aneurisma cerebral, con firmes creencias religiosas describió el mismo episodio, pero "relacionó esa luz con personajes como Jesucristo o los ángeles, dentro del contexto que clásicamente se relacionan con el cielo", recuerda el doctor.

Este fenómeno, aparece descrito en el estudio de Mobbs y Watt. Las visiones de espíritus o fantasmas podrían estar relacionadas, según estos autores, con otro efecto neurológico: la escasez de dopamina en ese momento. Este neurotransmisor también se encuentra en muy bajos niveles en los pacientes de Parkinson, los cuales sufren alucinaciones, delirios y otros síntomas psicóticos que podrían asociarse a la referida sensación de encontrarse rodeado de ánimas. Sin embargo, los pacientes que han vivido una experiencia cercana a la muerte no la suelen recordar como un mal trago, sino que dicen haber sentido una calma total y un estado de plenitud.