La primera vez que se plantaron en Galicia era imposible vivir de ello. El rafting, en el año 1990, era un perfecto advenedizo para la mayor parte de los gallegos. Arrepións, la primera empresa que en ese tiempo comenzó a dedicarse a organizar excursiones de rafting -y también de otros deportes acuáticos y de riesgo-, invirtió dinero en un deporte minoritario que iría subiendo como la espuma que impacta contra sus propias balsas.

Sin embargo, ahora hasta la plantilla del Celta, con Luis Enrique como líder, visita el río Miño para hacer rafting por sus rápidos y corrientes, moviéndose en la balsa al ritmo que el agua determina. La geografía gallega, inundada de ríos caudalosos, es propicia para pasar un día en el río y escapar del típico turismo de sol y playa.

A eso se dedican una buena cantidad de personas en la temporada alta de este deporte, que comienza en Semana Santa y termina en octubre con la llegada de las lluvias y el mal tiempo. Con todo, las casas dedicadas al rafting también están notando la crisis, y el número de personas ha bajado levemente en estos últimos años en los que la recesión económica ha alcanzado sus puntos más álgidos.

El río Ulla ,en la zona de Padrón, y el Miño, en la localidad de Arbo, son los dos que copan estas excursiones en el período estival, mientras que en los meses más fríos también se suman los nombres del Deza o el Tea, ríos que con las lluvias engordan el caudal y forman rápidos idóneos para practicar rafting.

Sin embargo, uno de los recorridos del río Ulla se encuentra eliminado de la oferta de estas empresas, ya que la construcción de dos nuevas presas impide la práctica del rafting.

Mínimos requeridos

Sólo con unas pequeñas nociones básicas, con un grupo mínimo de seis personas y acompañados por guías profesionales los apasionados a esta práctica tendrán la ocasión de girar en las corrientes, afrontar rápidos y moverse por el río a su antojo. Además, en función del nivel de los participantes, hay recorridos más o menos rápidos para desprender adrenalina. Pero también hay momentos de descanso en los que se presenta la oportunidad de disfrutar de increíbles paisajes y de la sensación, extraña para la mayoría, de conocer un río desde dentro.

El precio en estos clubes es asequible, ya que por un importe que oscila entre los 30 y los 40 euros está incluido todo: el material deportivo, el transporte, las nociones básicas de seguridad y de manejo de la balsa para poder disfrutar de un trayecto que dura, aproximadamente, entre 2 y 3 horas.