Los detractores del matrimonio homosexual volvieron a tomar ayer las calles de París en la primera manifestación multitudinaria convocada después de que el presidente de Francia, el socialista François Hollande, promulgara la ley que autoriza a personas del mismo sexo a casarse y a adoptar niños. La tercera gran protesta de este tipo -en la que participaron 150.000 personas, según la policía, y "más de un millón", según los organizadores- estuvo vigilada por 4.500 agentes, ante la radicalización de las últimas marchas contra la autorización de las bodas gays.