Para su primera colección pidió prestada una máquina de coser, se trajo los prototipos a un taller de Vigo para la confección y volvió a Helsinki para vender sus diseños en una pop up store, "la tienda de verano de toda la vida", que abrió en una oficina durante el mes de julio de 2010. Así empezó la carrera de esta joven emprendedora con firma propia de accesorios desde hace tres años, MoiMoi, cuyo carácter inspirado en el alegre colorido español y el diseño minimalista escandinavo triunfa en Finlandia e incluso en Japón.

A Raquel Alonso (Vigo, 1984) siempre le atrajo el mundo de la moda pero, a falta de escuelas públicas, estudió Bellas Artes en Pontevedra y realizó un curso completo como "erasmus" en la universidad finlandesa de Kuopio. "Me interesaba conocer una enseñanza en la que el alumno debe aprender a confeccionar él mismo sus diseños para conocer cómo funciona el material y las herramientas", relata.

Durante la carrera asistió también a clases de corte y confección y, tras graduarse, se marchó a Barcelona para realizar un posgrado de gestión de empresas de moda. Adquirió experiencia en el área de ventas de un showroom internacional y, gracias a una beca Leonardo, regresó a Finlandia, esta vez a la capital, para incorporarse a la firma Ivana Helsinki, una de las más populares del país y la única nórdica que ha desfilado hasta el momento en la Semana de la Moda de París, además de ser una habitual en los últimos años de la de New York.

Tras un regreso temporal a Vigo, Raquel decidió hacer realidad en Helsinki la idea de negocio que había desarrollado como proyecto fin de posgrado: "Lo más difícil no es diseñar, sino vender y, al principio, yo no conocía a nadie aquí. Tienes que presentarte y saber a qué tiendas le pueden interesar tus diseños. También tuve que aprender finlandés porque, aunque todo el mundo habla inglés, es mejor dominar su idioma y además es el único que utilizan en algunos de los talleres donde produzco".

Raquel ha invertido muchas horas, esfuerzos y ahorros en su firma, pero anima a otros jóvenes a que sigan sus pasos. "Cuando pedí la beca Leonardo no había convenios con Helsinki pero yo misma me busqué la empresa. La gente se marcha a otros países solo para buscar trabajo, pero no para emprender y no hay que tener miedo a coger la maleta con tus diseños y presentarlos a las tiendas. Es difícil, pero merece la pena", asegura.

Raquel cuenta con un estrecho colaborador finlandés, su novio Kalle, que es diseñador gráfico de webs, y además de vender en varios establecimientos de Helsinki y en su tienda virtual participa en un proyecto colectivo, OVVN, en el distrito de Punavuori, el barrio del diseño, junto con otras diez marcas.

Ella cree que ser extranjera le facilita diferenciarse de otras marcas: "Mucha gente viste de negro o marrón y yo me inspiro en la playa y el sol de España, en todo lo que no hay aquí en invierno. Y, por otro lado, también en las líneas simples del diseño finlandés y su funcionalidad. Este país necesita cosas que se puedan utilizar todo los días, materiales duros que resistan el invierno y que resulten prácticos".

Piel de reno

Su joyería, de formas marineras o geométricas, está elaborada con madera de pino y sus bolsos, con piel de reno de Laponia. "Intento utilizar el material más cercano. El cuero procede de animales que han vivido felices y cuya piel se aprovecha cuando mueren, por eso tiene marcas naturales o cicatrices que integro en el diseño. Esto los hace más únicos y naturales, no es una producción en serie", destaca.

Un sello de calidad que los finlandeses, asegura Raquel, están más acostumbrados a valorar que los españoles: "Les importa el material y dónde se confecciona e invierten en productos buenos, que no sean de grandes cadenas. Si yo produjese en China, en lugar de aquí o en Estonia, nadie me compraría".

La viguesa comenta que detrás de muchas firmas finlandesas se encuentran en la actualidad diseñadores extranjeros: "Creo que es algo bueno. El diseño nórdico sigue siendo marcado en muebles y objetos, pero en moda y accesorios está muy influenciado por otras culturas que han llegado de fuera o por finlandeses que se han formado en otros países".

Raquel, que trabaja ya en la colección de verano de 2014, negocia con una tienda rusa y prevé seguir llegando a nuevos países como Inglaterra o España, pero sin perder su carácter de piezas únicas. En verano volverá a Vigo en busca de inspiración: "Ahora aprecio cosas a las que antes no les daba importancia: la playa, el Casco Vello... El cambio de aires enriquece mucho los diseños, aunque también en Helsinki se disfruta de un ambiente muy creativo. Es una ciudad internacional y, al mismo tiempo, con una escala humana en la que tienes espacio para ti misma".

Punavuori, el distrito del diseño

Helsinki, la mayor ciudad del país, fue capital mundial del diseño en 2012 después de Seúl y Turín. El distrito de Punavuori, conocido como el barrio del diseño, alberga numerosas tiendas donde los creadores exponen sus colecciones de moda o arte.