El cuento tradicional popularizado por Beaumont "La Bella y la Bestia" ha reverdecido en versión Disney de 1991. Fue la primera película de dibujos animados en optar al Oscar al mejor guión original, pero sobre todo, y con "La Sirenita" en 1989, resultó el pistoletazo de salida a una nueva edad dorada de la compañía. Tras años de ostracismo en la memoria de los niños, Disney volvió a reinar y "La Bella y la Bestia", con su maravillosa fantasía, su espíritu de gran musical y sus personajes carismáticos, se convirtió en un icono.

Y Broadway lo enguye todo cuando procede y le interesa. Si la música de Alan Menken y las canciones de Howard Ashman eran un cebo evidente para el musical, la fantasía animada (con objetos antropomórficos y el diseño de la maravillosa Bestia) era el gran reto para un espectáculo de música y teatro en directo.

Ayer pudimos comprobar en Vigo si el desafío fue resuelto. A las ocho de la tarde ya estaban los alrededores del Auditorio Mar de Vigo bien poblados por niños, nerviosos ante lo que se avecinaba. Concepto de espectáculo familiar, para hijos y padres. Los primeros disfrutando la magia, los segundos, posiblemente, recordando la película y el musical (que se estrenó en España en 1999).

Cuando se abrió el telón el auditorio mostraba un buen lleno, si bien no absoluto. Posiblemente la afluencia de público se reparta durante los 10 días que se mantendrá el evento en Vigo.

La recreación musical de la cinta mantiene todo lo que puede el encanto original, mimetiza decorados, alarga situaciones y añade canciones a los clásicos Disney. Ofrece así un gran, enorme espectáculo de impactante oropel, que se apoya en los logros de la película y encanta a los pequeños mientras los mayores entran en el juego de actores disfrazados de candelabro, por difícil que parezca. Conste que no es difícil aceptar las reglas, el espectáculo es grandioso e hipnótico.

En el escenario y más allá de lo evidente (esto es un show, como se dice vulgarmente, a todo trapo, y consecuentemente asombra), destaca la profesionalidad de todo el elenco de actores, que también se descubren buenos cantantes y bailarines, pero sobre todo hay que alabar a unos secundarios que, emulando a los habitantes encantados del castillo de Bestia (teteras, relojes de pared o tocadores), triunfan.