"En España no hay ningún dato final que haga temer un colapso del sistema de pensiones hasta el 2030. Hemos tenido en los años anteriores a la crisis un fondo de reservas muy saludable, propiciado en parte por los emigrantes, que han contribuido al mismo con sus afiliaciones", dijo ayer en el Club FARO el periodista, sociólogo y politólogo Luis Moreno. En su opinión es falsa la argumentación de que las pensiones no son sostenibles, "siempre que crezca la economía".

Presentado y entrevistado por el periodista Alberto Alonso, "¿Un futuro din derechos sociales? (los últimos días del bienestar)" fue el enunciado de una charla-coloquio que comenzó con una afirmación: "Vivimos una edad de bronce del estado de bienestar, que comienza con el crack de 2007 y que sigue a lo que podríamos llamar la edad de oro (1945-1975) y la edad de plata (1976-2007). Hablo de bronce que, en cualquier caso, no deja de ser un estado de ganador. Pero han surgido nuevos riesgos sociales y esta Edad de Bronce se hace de difícil financiación, sujeto como está a un ataque de quienes quieren cargárselo".

Moreno, que publicó en Península "La Europa asocial ¿caminamos hacia un individualismo posesivo?", señaló los cuatro pilares del Estado del Bienestar, ese que, según matizo, dedica entre el 20 y 35 por ciento de su PIB a gastos sociales : "Educación es uno -afirmó- y, en términos comparativos y diga lo que diga el Informe Pisa, estamos a un nivel razonable; en Salud, que es otro, disponemos también de un buen sistema, descentralizado por comunidades autónomas, de coste limitado y alta calidad en el que hay que añadir criterios de gasto razonables, sin dispendios, por ejemplo en medicinas"; el tercer puntal del Bienestar son las prestaciones económicas, de las que casi la mitad se destinan a pensiones, con una partida también importante en desempleo; y, en cuarto lugar los servicios sociales, en los que tenemos la asignatura pendiente de la Ley de Dependencia, aprobada en 2005 pero hoy de problemática cofinanciación entre Estado y autonomías".

En Educación, Moreno pertenece al grupo de expertos que piensan que la cobertura debería ampliarse a los niños antes de los 3 años. El argumento es la importancia que tiene la educación en esos años y la consideración de ese gasto como una inversión "ya que optimiza la capacidad de los futuros estudiantes para orientarse a la creación de valor añadido, que es lo que toca a Europa". Respecto a la privatización de la Sanidad, dijo que "no, si es en detrimento del sistema nacional de salud. A partir de ahí, que cada cual haga lo que quiera".

Según Moreno apoyar a los mayores es una convicción común en todos los estados europeos, "un valor compartido". Pero matizó que hay países como Italia o Grecia en que se gasta tanto en pensiones que se contrarresta el gasto en otras políticas sociales. "Ya en 1995 -dice- la intensidad de las pensiones en Italia, es decir el porcentaje respecto a la renta media por habitante, era el más alto en la UE junto a las pensiones griegas (ambos en torno al 80%). La tasa de sustitución, entendida como porcentaje de la pensión recibida respecto al último salario cobrado, era notablemente superior a la de otros países como Alemania (43%)."

Para dibujar las diferentes concepciones que animan las políticas sociales en el escenario mundial, Moreno dijo que esas políticas se concretaron en cuatro modelos diferentes, según zonas geográfico-culturales: continental, nórdico, sajón y mediterráneo. Y habló de dos modelos amenazantes en la actualidad a la vieja Europa, gestora del más alto y solidario concepto del Bienestar otrora. "Los propios ciudadanos deben asumir su parte alícuota en la evitación de una Europa asocial asediada por los modelos de re-mercantilización anglo-norteamericano y de neo-esclavismo asiático. Parece poco plausible una deriva europea hacia el segundo modelo citado, que se basa en ínfimos sueldos y ausencia de derechos y tutelas ciudadanas. Pero respecto al primero, el 'espejismo de la riqueza' es un recurso ideológico glamuroso que alimenta a los insaciables afanes del mercado, y podría tentar a los jóvenes su lógica mercantilista del bienestar individualizador, que desembocaría en una Europa asocial ".