Aunque el grueso del paro afecta a los trabajadores relacionados con la construcción, entre los más jóvenes es generalizado y el disponer de un título universitario ya no rompe la regla. Así lo demuestra un estudio elaborado, como cada año, por la Axencia para a Calidade do Sistema Universitario de Galicia (Acsug), que señala que el 40,7% de los licenciados en algunas de las tres universidades gallegas en 2009, dos años después, en 2011, en plena crisis, debía contentarse con engrosar las filas del INEM.

El porcentaje supone un 11,8% más que el que sufría el desempleo en el año 2008, antes de la actual coyuntura económica, pese a que el conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, insistió ayer en Santiago durante la presentación de la estadística que los estudios superiores ofrecen una probabilidad "mayor y más rápida" de encontrar trabajo.

No todos los que lograron hacerse un hueco en el mercado laboral en 2011 (el 58,9% de los titulados de 2009) consiguieron dedicarse a alguna actividad relacionada con aquello que estudiaron. El 3,5% tuvo que conformarse con desempeñar una tarea para la que no había sido formado.

Además, ni siquiera los egresados universitarios que trabajan las tienen todas consigo porque el 46 por ciento solo ha logrado contratos eventuales. De hecho, en el momento en que se realizó la encuesta, declaraban haber pasado, desde que se llevaron para casa su título, por una media de 4,40 trabajos y empresas. Aparte, el tiempo medio de búsqueda para encontrar un puesto remunerado es cada vez mayor: la media está ahora en 6,68 meses cuando el año anterior al estudio era de 5,32. Por si fuera poco, una vez lograda la colocación tienen que hacer frente a otro drama que tendrá consecuencias en su jubilación: no estar dados de alta, una situación que afecta a al 21,6% de los graduados. La falta de trabajo y las condiciones precarias tal vez sean la razón que motiva que un 11,1% se establezca como autónomo, por su propia cuenta.

Las nóminas tampoco son para permitirse grandes celebraciones. Cuatro de cada diez graduados que trabajan lo hacen a cambio de cantidades que no superan los 1.000 euros netos al mes. Es más: un 8,26% no ingresa ni siquiera 500 euros. Solo un reducido grupo de poco más del 4% supera la barrera de los dos mil. El salario medio se queda en 1.129 euros, y ellos vuelven a sacarle ventaja a sus compañeras, ya que la media femenina es de 1.096 euros y la masculina, de 1.185.

Con todo, los egresados de algunas carreras consiguen retribuciones más altas. Así ocurre, por ejemplo, con los de ciencias de la salud, cuya media asciende a 1.285 euros. Por el contrario, quienes cursan alguna de las filologías o Traducción e Interpretación no llegan ni a los 900 euros mensuales. Periodistas y licenciados en Turismo tampoco están mucho mejor, ya que su media no es siquiera de 925 euros.