Carlota Álvarez Basso cumple con las exigencias de un texto periodístico: sencilla, directa, rigurosa. No deja lugar a las divagaciones ni pierde el tiempo con distracciones banales. La literatura, para su vida privada. Esa forma de ser, su gestión precisa y su trabajo constante le han convertido en varias ocasiones en la persona elegida para levantar importantes proyectos culturales, comenzando por la puesta en marcha del Museo de Arte Contemporánea (MARCO) de Vigo. Desde hace casi tres meses dirige el Matadero de Madrid, el buque insignia de la cultura contemporánea de la capital.

-¿Ha sido complicado hacerse a este nuevo puesto, dirigir un centro que acoge a ocho entidades en una?

-Antes de llegar ya estaba muy cercana al Matadero desde la dirección de Planeamiento Cultural del Ayuntamiento, así que no me ha costado mucho.

-¿Cuál quiere que sea el papel de Matadero de Madrid en la sociedad?

-Matadero tiene ya un papel bien definido como un gran centro dedicado a la creación actual en todas sus formas, desde el arte al teatro, la literatura, la arquitectura, el cine y el diseño. También queremos que sea estímulo de la creación contemporánea y que ayude a despertar el interés por la cultura entre la ciudadanía. Matadero trabaja además para ser la sede de los principales eventos de la ciudad y de citas internacionales vinculadas a la creación contemporánea.

-Este centro cultural tiene un formato muy especial ya que está compuesto por ocho entidades de las que cuatro son municipales y cuatro externas.

-Este modelo de cooperación institucional público y privado garantiza su pluralidad, independencia y viabilidad y me parece muy interesante. Es un privilegio para mí trabajar en él.

-¿Qué tal funciona?

-Es un experimento que funciona muy bien. Es llamativo incluso a nivel internacional y vienen a conocerlo para replicarlo luego gestores de otros países como Ucrania, Polonia y Holanda, que también tienen una línea de reactivar edificios industriales en desuso. Requiere el esfuerzo de todos los socios y se consigue una oferta continua y que sea un organismo siempre vivo.

-Cuenta con un presupuesto de tres millones de euros. Una cifra bastante considerable en los tiempos que corren.

-Bueno, hay que tener en cuenta que es un complejo enorme, con un mantenimiento muy costoso, una programación compleja...

-¿No es suficiente entonces para tener una programación continua?

-Sí, para tener actividades y muestras permanentes y para reclamar la atención ciudadana, sí, pero hay que conseguir aumentar los ingresos.

-¿Cómo se pueden sacar adelante grandes proyectos cuando el presupuesto no es suficiente?

-La clave está en la coproducción; es la única manera que, en los tiempos actuales, tienen los centros de arte para sobrevivir. Es más fácil hacerse con un buen socio que con un patrocinador, pero para conseguirlo hay que tener proyectos sólidos y atractivos. Es una estrategia a largo plazo en la que estamos trabajando a través de diálogos con muchas instituciones. También es interesante la cesión de espacios.

-Ya cuando puso al MARCO a dar sus primeros pasos le guió por este camino.

-Sí, el MARCO siempre ha trabajado en red con museos de fuera y es algo cada vez más habitual y necesario.

-Aún así, pasa por un momento muy delicado. ¿Qué futuro le augura?

-Todos los museos están así. El MARCO saldrá adelante porque tiene un capital social, humano y simbólico muy importante y es un proyecto que ha logrado instalarse en la cartografía mental de los museos españoles, algo esencial para subsistir.

-¿De qué forma puede destacar Matadero en una ciudad con tanta actividad cultural?

-Bueno, una de nuestros objetivos es organizar actividades muy novedosas como la que vamos a hacer ahora en abril, la Zinc Shower, la primera feria para emprendedores de industrias culturales que se celebra en España. También este mes se va a celebrar aquí la reunión de comisarios, con más de cien participantes.

-¿Hará un espacio para los creadores gallegos?

-Ya han participado algunos, pero quiero que Matadero sea plural, sin ninguna identidad específica.

-La gente del barrio del sur de Madrid donde se ubica Matadero, ¿es participativa?

-Tiene un espíritu muy participativo y responde bien a casi todas las convocatorias. Además es que el centro tiene socios muy variados, desde la Casa del Lector a la Cineteca o las Naves del Español.

-Y cuando toca pagar, ¿han notado mucho que bajara el número de participantes?

-El espíritu de nuestras actividades es que sean gratuitas pero en las que son de pago sí se ha notado una bajada en el número de espectadores. Es un momento difícil para todos, para los programadores y para el público.