Feliz. Así se mostraba ayer desde Roma, horas antes de viajar a su Galicia natal, el ministro general de la Orden Franciscana, José Rodríguez Carballo, tras el nombramiento del jesuita Jorge Mario Begoglio como sucesor de Benedicto XVI al frente de la Iglesia Católica. El religioso ourensano conoce al Papa Francisco y está convencido de que va a iniciar un nuevo estilo en la Santa Sede marcado por el ideal de austeridad, pobreza y cercanía con el pueblo, que también caracteriza a la orden franciscana. Carballo viajó ayer mismo a Galicia para mantener mañana una reunión con el presidente de la Xunta con motivo del 8º centenario de la peregrinación de San Francisco de Asís a Santiago. Además, por la tarde recibirá la medalla anual que de la Cofradía de la Vera Cruz de Santiago. Asegura que también tendrá unas horas para visitar a su familia en Lodoselo, algo que desea especialmente.

-¿Le sorprendió la elección de este Papa?

-Hasta cierto punto lo esperaba porque se habló mucho de él en el último cónclave, cuando finalmente salió elegido Benedicto XVI. Han pasado los años pero la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio era una posibilidad. Admito que el nombre que eligió, Francisco, no estaba en los pronósticos y me causó cierta sorpresa pero al anunciarlo me alegré muchísimo. Como franciscano tengo que felicitarle por esta elección y también felicito a los cardenales por haberle elegido a él.

-¿Qué significa la elección de este nombre, Francisco?

-Que un jesuita elija este nombre es muy significativo, no es una casualidad; es un proyecto de vida y estoy seguro de que va a iniciar un estilo nuevo en la Santa Sede marcado por la sencillez, cierta pobreza y austeridad y cercanía con el pueblo. Esta es la manera en la que Bergoglio vivía en Argentina y el estilo que estoy seguro que va a trasladar a la curia.

-¿Conoce al nuevo Papa personalmente?

-Sí, hace unos años, durante un viaje a Roma, vino a visitarme. Me demostró su sencillez porque yo le dije que ya me acercaba yo donde él estuviera y él insistió en venir, andando, bajo la lluvia. El encuentro fue de total fraternidad y parecía estar delante de un amigo de toda la vida y un franciscano. Me cautivó su sencillez y su capacidad de comprensión. Después volvimos a encontrarnos otras veces, también en América Latina, y siempre me llamó la atención esta actitud.

-Ese estilo marcado por la pobreza que el Papa Francisco parece anunciar enlaza perfectamente con el espíritu franciscano.

-Es que es un franciscano de espíritu y el carisma de jesuitas y franciscanos se complementa perfectamente. De hecho, San Ignacio de Loyola quiso ser franciscano antes de que finalmente fundara la Compañía de Jesús. Siempre hemos estado muy unidos.

-Pero, con sinceridad, ¿no les haría ilusión que fuera un franciscano quien llegara al papado?

-De verdad, a mí me da igual que el Papa sea negro, blanco o amarillo, que venga de África o de América; solo es importante que sea un hombre de Dios y que al tiempo sepa estar cerca de la gente; que sea hijo del cielo y de la tierra, discípulo de Jesús y un gran misionero. El Señor nos ha regalado a su continuador, Francisco, y estoy contento y feliz. Vamos a tener a un San Francisco del siglo XXI y le aseguro que no siento ninguna nostalgia.