-Con la crisis, se siente una negra sombra. ¿Qué ánimos le da a la gente?

-Lo primero es que la persona sea consciente de sus propios recursos, que dependen de su mente y no del exterior. Afuera, no se puede buscar porque lo que hay es horroroso. Hay que buscar dentro de uno. ¿Por dónde empezar para cambiar la mente? Por las creencias más rígidas y negativas como 'no podré', 'esto no va bien'.... También hay que centrarse en las soluciones. Si le das mil vueltas al problema, no sales de ahí. También hay que tener perseverancia y entusiasmo. Hay que buscar trabajo y mantenerse activo. No se puede hacer de la crisis una totalidad de la vida.

-Está un poco conectado con la Ley de Atracción, por la que pasa lo que se piensa.

-No quiere decir que porque tú pienses que va a suceder algo, eso ocurra. Pero, el observar la realidad con un filtro determinado sí hace que me fije solo en lo que veo con el filtro. Al fijarme en eso, lo estoy atrayendo, sea bueno o no; y al poner tanto la atención en eso, puedo olvidar otras cosas. A eso, se le llama la profecía autocumplida, pero no siempre ocurre así.

-¿Pueden dañar los suicidios de gente desahuciada la psique colectiva de un pueblo?

-En algún porcentaje, puede que sí, pero no en uno grande. Los que lleguen a esa conclusión, quizás ya no sientan que no pueden más. Los desahuciados que se suicidan se sienten muy identificados con su casa. Para ellos, es todo lo que tienen porque todo su mundo está ahí dentro. No imaginan vivir de otra manera. Desde el máximo de los respetos, hay que decir que hay aprendizajes que tenemos que hacer. Esas personas nos están diciendo que no podemos apegarnos tanto a las cosas.