-¿Puede explicarnos de dónde nacen sus dragones?

-Es un libro que viene de muy atrás. Y nace de una manera muy natural, en el sentido en que es algo que he ido haciendo en paralelo a las películas como una manera de distracción. Incluso de alivio al esquema de trabajo tan cerrado del cine. Estos cuentos me permiten trabajar con otras historias y asomarme a otras ficciones, otros personajes... Cuando haces una película es como si hicieras una especie de voto de castidad respecto a las demás ficciones y no puedes jugar con otras historias por falta de tiempo. Y eso es algo que he vivido como un empobrecimiento de mis tiempos como guionista, en los que trabajaba a la vez en varias ficciones. Estos cuentos me han dado la posibilidad de tratar con otras situaciones y personajes... Y por eso han tenido para mí mucho de desahogo.

-¿Tanto absorbe el cine?

-Sí. Particularmente la dirección. No sé quién decía que no hacemos películas sino que nos mudamos a vivir en ellas.

-¿El lector que se acerque a estos relatos pensando en sus películas le reconocerá en ellos o se sentirá defraudado?

-Tanto como eso, no. Porque al final, tanto las películas como el libro las ha hecho el mismo tipo. Y claro que algo hay en común. Además, hay momentos concretos en algunos de estos cuentos que son como un guiño a "Familia", mi primera película.

-¿Cree que con los años podría regresar a este volumen y sacar de él alguna película?

-Es difícil. Sobre todo porque la mayor diferencia la impone el formato. El hecho de que sean relatos breves me obliga a trabajar de otra manera.

-Juan José Millás dijo que no hay escritura que no proceda de algún tipo de desarreglo. ¿Cuál es el suyo?

-Bueno, eso lo dijo Millás. Que no se me pidan cuentas... Creo que tiene mucha razón. A lo que se refería, o al menos yo lo interpreto así, es que todo nace de un desajuste con la realidad, con la manera con la que ves cómo funcionan las cosas y que te sorprenden, te inquietan e incluso te parecen poco creíbles. Entonces escribes un poco para explicarte la realidad. Para encontrar la razón de ese desarreglo y resolverlo sobre el papel del cuento o sobre el papel del guión. Otra cosa es que la explicación que encuentres sea la más plausible. Pero creo que escribes para eso: para entenderte. Y quizá, por el camino, le sirva a alguien más.

-Si tuviese edad universitaria, el ministro Wert le aconsejaría que se dedicase a otra cosa que no fuera hacer películas y libros: que estudiase algo de más provecho económico...

-Difícilmente me lo plantearía. Uno es muy cabezota y cuando tiene ese flechazo con la escritura y el cine es muy complicado renunciar por muy de espaldas que se te ponga, o te pongan, las cosas. Escribes o haces películas porque es una pasión y no te queda más remedio que hacerlo.

-¿No cree que, dado el éxito de su trabajo, el público espera más películas suyas?

-Los ritmos son muy aproximados. En cerca de diecisiete años he hecho cinco películas, lo que significa que he tardado entre tres y cuatro años en hacer cada una. Me gustaría que fuera más rápido, pero es verdad que mis tiempos me llevan a eso. Es un trabajo muy artesano: escribo el guión, participo en la producción para levantar el proyecto... Y todo eso hace que sea todo un poquito más lento.

-En los últimos premios Goya se reivindicó la sanidad, la educación y la cultura más que el propio cine.

-Es cierto: muchas de las cosas que se dijeron no tenían que ver con nuestro oficio. Como explicó muy bien González Macho en su discurso, la educación es muy necesaria para ser libres. Es lo que forma ciudadanos críticos. La verdadera libertad es la que está dentro de tu cabeza.

-Su película "Los lunes al sol" se ha convertido en una historia tan actual que da incluso miedo pensarlo...

-Yo creo que siempre tuvo esa actualidad. En el momento en el que la hicimos, el problema del paro no era como hoy, aunque creo que por eso, precisamente, era tan necesaria como lo pueda ser ahora para quien lo sienta así cuando la vean. No haces las películas pensando en el momento en el que las haces sino en el momento en el que serán vistas, y tratas que tengan validez en cualquier circunstancia, incluso en esta de hoy en día, que es una de las peores. Tengo la sensación de que hice esa película cuando tenía que hacerla: cuando las historias de esa gente sin trabajo no estaba encima de la mesa ni todos los días en los periódicos.

-¿No le escandaliza lo que está pasando en nuestro país a nivel político y en instituciones como la monarquía?

-No hay día que no te despiertes con una noticia que implica a una nueva institución o peor que la del día anterior relacionada con la corrupción. Tengo la sensación como de artrosis. De como si esta democracia comenzara a estar ya muy mayor y comenzaran a aparecer esos dolores y síntomas de envejecimiento, como esta corrupción. En ese sentido, le vendrá muy bien que venga gente nueva a reinventarla y a gobernarnos, desde los partidos y las asociaciones, para realizar una buena puesta al día.