El 6 de abril de 1943, hace 70 años, se publicaba en Estados Unidos El principito. Un aviador francés sumido en un oscuro exilio lo firmaba. Era Antoine de Saint-Exupéry. Nadie llegaría a entrevistarlo sobre esta obra. El autor tampoco llegaría a ver en la Tierra el éxito de este cuento poético y filosófico. Siete días después de la publicación, dejaría Nueva York para unirse al grupo 2/33 de las fuerzas francesas libres de la Segunda Guerra Mundial en Algeria para realizar vuelos de reconocimiento sobre los movimientos de las tropas enemigas alemanas y sus títeres.

Con su escuadrilla con base en Córcega, recibe solo autorización para realizar cinco expediciones. Sin embargo, logra realizar ocho. La novena la inicia pero el 31 de julio de 1944 se pierde su rastro.

Hasta marzo de 2008, no se conoce lo acontecido. La primera pista se logra en 1998 cuando un pescador de Marsella encuentra en las redes una chapa metálica con su nombre. Años después, localizan restos de su avión.

Una cadena de televisión, en una entrevista en 2008, consigue que el expiloto Hors Rippert confiese que él fue quien lo abatió, lo que le mortifica porque conocía sus libros. "Si lo hubiera sabido, no habría disparado. No a él", señala.

Saint-Exupéry no vivió el éxito de su cuento, que se ha convertido en la obra en francés más leída y conocida en el mundo y cuya escritura se realizó entre 1941 y 1943 en Nueva York. En dicha ciudad, una placa conmemorativa señala desde el año 2000 el estudio de su amigo Bernard Lamotte, donde el aviador y escritor redactó gran parte de los capítulos de este best-seller. También en la ciudad de los rascacielos, en el museo y biblioteca Pierpont Morgan es donde se encuentra el manuscrito de la obra -en 135 páginas escritas y 35 de los dibujos originales en papel cebolla, con pinceladas de café en manchas, esquemas de los dibujos y frases ilegibles- que solo fue expuesto al público una vez con motivo del 40 aniversario de la obra. No obstante, desde el Museo confirmaron a este diario que lo mostrarán nuevamente en febrero del próximo año, cuando se cumplan los 70 años de la muerte del autor.

No solo estos manuscritos han plasmado el paso de Saint-Exupéry por nuestro planeta. El norteamericano Howard Scherry -que realizó una tesis sobre el libro- asegura que la obra presenta trazas biográficas del autor. "Se puede encontrar más realidad que ficción en este cuento", aseguró al The University of Virginia Magazine. "Es una autobiografía ofrecida con un armazón infantil, con personajes antropomórficos", añade Scherry.

"El pequeño príncipe -prosigue- puede verse como el símbolo de ciertas características de la infancia: fragilidad, frescura, espontaneidad, falta de miedo, entusiasta predisposición para la experiencia frente a la indecisa retirada de la confrontación con la vida (...) Todas estas características son virtudes de la infancia en contraste con los vicios de la madurez. Todas eran cualidades de Saint-Exupéry que gozó de una privilegiada juventud en el cambio de siglo". El Principito también habla de la desdicha de la soledad, de sentirse incomprendido pero supone, sobre todo, un elogio a la amistad y al amor que queda grabado antes de comenzar la narración con la dedicatoria a Léon Werth, escritor y periodista francés, a quien Antoine regaló en 1942, un ejemplar numerado de su libro Piloto de guerra donde le escribió: "Porque es el mejor amigo que tengo sobre la tierra".

Saint-Exupéry - Nació en 1900 y falleció en 1944. Tuvo varios accidentes volando. Uno en Guatemala donde se fracturó el cráneo.

El niño del Principito - Boceto de El Principito en una carta de Antoine a Léon Werth durante la II Guerra Mundial.

Léon Werth - Escritor y periodista antimilitarista francés. Saint-Exupéry le dedicó varios libros. Era su mejor amigo.