-La ley establece infracciones económicas, pero ¿cómo se resarce del daño moral?

-Eso es lo difícil, porque incluso con una rectificación, hoy en día no se puede eliminar al cien por cien. En cuanto se cuelga un dato, se pierde su rastro. Puedes conocer el punto de origen, pero no quiénes y dónde lo han almacenado.

-¿Y cuando quienes difunden datos de carácter personal son adolescentes?

-La protección de datos es una cuestión especialmente delicada en el caso de los adolescentes, que muchas veces difunden datos de terceros sin darse cuenta del daño que pueden hacer. El caso de las fotografías de las niñas de A Coruña no deja de ser una infracción de la protección de datos porque es la publicación de unas fotografías ajenas sin el consentimiento de la persona, aunque con el agravante de su contenido erótico y que podrían ser menores de edad.

-¿Cómo corregir esto?

-Tenemos que hacer un especial esfuerzo en enseñar a los jóvenes a controlar los datos personales, propios y ajenos, y fomentar el conocimiento de la ley, y este es precisamente el sentido de este Día de la Protección de Datos, porque todos, insisto, manejamos datos personales.

-¿Una recomendación?

-La más sencilla: usar el sentido común; seamos conscientes de que estamos manejando datos de terceros y recordar que la difusión no acaba en nosotros, sino que puede multiplicarse a través de la red, y que actuar bajo seudónimo tampoco nos exime de nuestras responsabilidades.