Ayer, el primer día trece del primer año trece del nuevo siglo, desafió la Orquesta Vigo 430 a las supersticiones con una exitosa inauguración de temporada. Lo hizo acompañada del violinista venezolano Alexis Cárdenas y con un considerable lleno en el Auditorio Martín Codax del Conservatorio Superior de Música de Vigo.

Para esta velada el programa resultó un acierto. Su primera parte se caracterizó por un tono veleidoso y agradable, una música de escucha agradecida. En este arranque, desde luego, reinó esa dulzura aparentemente sencilla que en ocasiones impregna las obras más celebradas de Haendel y Mozart. Sonaron una obertura del primero (de la ópera "Julio César en Egipto") y la famosa "Sinfonía nº 40" del vienés. Obras donde la perfección melódica y una conjunción armónica en pos de lo agradable convierten la experiencia de su música en directo en algo siempre bello. Basta que la orquesta esté bien templada y la dirección lo potencie, como ocurrió ayer.

Pero sin duda el gran momento de la noche fue la segunda parte de la velada, una interpretación del "Concierto para violín en re mayor Op. 77" de Brahms, con la presencia del violinista venezolano Alexis Cárdenas. Desde su puesto de violín solista ejecutó una interpretación firme y rocosa, pero también elegante, felina y entregada de la obra. Una vehemencia escénica que asombró ya no solo a la audiencia, que lanzó uno de los mayores aplausos que últimamente ha recolectado la Orquesta 430, sino la de sus compañeros de escenario (los rostros en los bises delataban esa admiración).

Fue precisamente al presentar la primera pieza regalada (improvisación fabulosa, increíble, miscelánea de motivos de Brahms y ¡folclore venezolano! que levantó vítores) cuando Cárdenas dedicó unas palabras a la orquesta viguesa y exhortó al público a "defenderla" como algo nuestro y "maravilloso". Tomemos nota.

crítica musical