"O salvamos el Galiñeiro o profundizamos más en nuestra ignominia", dijo ayer en el Club FARO Xosé Luis Méndez Ferrín, presidente de la Real Academia Galega. Para el escritor "la cultura y civilización de un pueblo halla un buen termómetro en la detección de cómo defiende el medio ambiente natural, y de esto es un buen ejemplo esta sierra.

"El futuro de la Serra do Galiñeiro" fue el tema de la mesa redonda en la que se presentó el libro "Nós Galiñeiro" (edit. Universitas Minoris), que reúne artículos de Ferrín sobre la materia aparecidos en FARO y que a su vez reunió ayer junto a él a Carlos Méixome, director del Intituto de Estudos Miñoranos, Xosé Benito Reza, ex director xeral de Conservación de la Naturaleza y autor de la propuesta de Parque Natural para esta sierra y Antón García, secretario de la Plataforma por la Protección de esta sierra. Para Ferrín, que cerró en realidad el acto, existe una relación hombre-naturaleza y nuestra especie tiene que intervenirla necesariamente, "pero tenemos que mantener una visión crítica del progreso, preguntarnos cómo hacerlo, si lo hacemos de una forma salvaje y predadora, a beneficio de unos pocos o de la mayoría".

Ferrín afirmó que no sólo es que allí existan "tierras raras", que las hay, sino que tiene gran importancia desde el punto de vista geológico, arqueológico e incluso de memoria histórica, "y si hablamos de memoria podemos permitirnos soñar en el monte Medulio, abrir puertas a la ensñacioón y pensar que allí se intentó resistir a los romanos hasta la muerte".

Antón García, secretario de la Plataforma, fue en realidad quien abrió el coloquio dibujando con muchos datos la situación. "Miles de personas apoyan las iniciativas de la Plataforma por la protección de esta sierra -dijo- con más de ocho mil alegaciones; frente a todos ellos están los que únicamente son capaces de ver el territorio como parecelas inmobiliarias, como espacios para crear parques industriales de utilidad dudosa muchas veces y las cotas altas de nuestras tierras como lugares para ser ocupados por parques eólicos... Nosotros no estamos en contra de la energía eólica pero eso no quiere decir que se deban instalar parques como si echáramos maíz a las gallinas".

El secretario enumeró argumentos diversos por los que tal sierre debe ser protegida como su riqueza como espacio natural y cultural, por su aprovechamiento multifuncional, por su valor social... y recordó que la lucha por la paralización del parque eólico allí está respaldada por 41 asociaciones. "Antes de decidir donde instalar estos parques debiera hacerse un pacto por el territorio -dijo- , no vaya a ser que se cree una burbuja eólica como la inmobiliaria". "Todas las riquezas amenazadas en el Galiñeiro -opinó- será un juego de niños si llega a materializarse la explotación de "tierras raras" allí a cielo abierto. Sería la desaparición de la sierra".

Xosé Benito Reza, ex director xeral de Conservación de la Naturaleza durante el gobierno bipartito, recordó la propuesta de ampliación que su departamento había formalizado en 2008: la inclusión del Galiñeiro en el decano de los parques naturales gallegos, el monte Aloia, como unidada morfológica de gran interés que va desde el Aloia de sur a norte hasta alcanzar el concello de Vigo y de Mos y su denominación como Parque Natural. Suponían 1.586 hectáreas más, que sumadas a las ya existemtes del Aloia serían 2.332.

"Para evitar problemas urbanísticos -dijo- excluimos todos los núcleos rurales que lo rodean. Fíjense si tiene importancia que 360.000 personas viven a su alrededor. Pero todo esto quedó en un mero sueño que ahora parece convertirse en pesadilla".

"Cualquiera -añadió- con un mínimo de sensibilidad por el país, de responsabilidad con la tierra, de orgullo por nuestros paisajes y por la herencia que nos dejaron nuestros mayores, está hoy obligada a protestar frente a la administración por esta aberración. No hace falta que vean nuestros ventiladores en Boston".