Enamorar. A fin de cuentas ese es el fin de la publicidad. Más aún, conseguir que el enamorado sea fiel a una marca el máximo tiempo posible. Para conseguirlo, los creativos gallegos aseguran que ya no vale aquella publicidad molesta para el espectador que le interrumpe su programa favorito diez minutos. Hay que idear nuevas fórmulas que resulten tan atractivas que sea el propio posible cliente el que desee y busque esa publicidad. Incluso que consigan que los medios hablen de su marca de forma gratuita, como ejemplifica el reciente proyecto "Estratos" de Red Bull con el salto de Felix Baumgartner desde la estratosfera.

Los publicistas consideran que los soportes tradicionales como la prensa, la radio o la televisión siguen siendo válidos, pero cada vez más, se plantean nuevas fórmulas en internet y en las redes sociales.

"La nueva publicidad tiene que ser más notoria y más focalizada en un segmento del público; esto exige un esfuerzo mucho mayor por parte de los creativos que en los años de mayor consumo", explica Chechu Pérez, presidente de la Asociación Creatividade Galega y profesor de Ciencias de la Comunicación en la Universidade de Vigo. "La banca, la automoción (aunque ahora vive un momento de euforia con el Plan Pive), las administraciones, los viajes, las aguas, y las pymes son algunas de las empresas que más complicado es anunciar en estos momentos", añade Pérez.

"En estos casos, la marca intenta trabajar más en el plano emocional y crea un discurso de fidelización para conseguir que, aunque ahora no me consuman, quede en el imaginario colectivo como su marca preferida", explica el experto. Contar historias interesantes o crear contenidos noticiables consiguen, a largo plazo, mejores resultados.

Cinco agencias gallegas de distinto tamaño y filosofía cuentan los cambios que vive su actividad, explican las formas más novedosas de hacer publicidad y opinan sobre el futuro de un sector que no deja de sorprender.

La viguesa Verve Creative Group no es una agencia al uso y sus trabajos tampoco lo son. Su director, Santiago Romero, tiene muy claro que "aquel espectador cautivo, que se tragaba los anuncios en medio de la película, ya no existe". "Hay que parar el empeño de comunicar lo que el anunciante quiere sin tener en cuenta lo que quiere el espectador; de este modo agredimos en lugar de agradar y no se consiguen resultados", advierte.

Verve destaca, entre otros muy variados trabajos, en la creación de vídeos para empresas como Red Bull que, por el interés de lo que cuentan y su belleza estética, consiguen que sea el propio espectador el que acuda a esa publicidad y no al contrario. "El logo de Red Bull apenas aparece en vídeos como 'Terramar' o 'Silent proyect' y mucho menos la bebida energética en sí. Se trata de pequeñas películas que atraen al espectador y relacionan el producto con aspectos como el espíritu de superación, el respeto al medio ambiente o la diversión. En definitiva, consiguen que la marca les caiga bien. De este modo, aunque en ese momento no vaya a consumirlo, si en un futuro decide hacerlo seguro que opta por la marca que le generó buenas sensaciones", explica el creativo.

Romero asegura que no ha llegado el final de la fórmula del spot de 30 segundos, "pero sí hay que recordar que el espectador tiene cada vez una mayor cultura audiovisual y que ya no tolera fórmulas que le aburran o que se entrometan en lo que está haciendo". "Las ventas no se consiguen con una publicidad prosaica; siempre es mejor susurrar que gritar. En definitiva, la buena publicidad es aquella que consigue enamorar", define.

"Los publicistas no tenemos que hacer que la gente quiera cosas, sino hacer cosas que la gente quiera", concluye Romero.