Agustín Fernández Paz recibió ayer en Vigo el nombramiento oficial de socio de honor de la Asociación Galega do Libro Infantil e Xuvenil, Gálix, que reconoce la trayectoria en pro de la literatura infantil y juvenil. El autor de "Non hai noite tan longa" es el segundo escritor, tras Xosé Neiras Vilas, que recibe este premio. El acto de entrega sirvió también para anunciar la candidatura del autor de "O único que queda é o amor" al Astrid Lindgren Memorial Award que concede el gobierno sueco a artistas o instituciones por su aportación a la literatura infantil y juvenil, y al que ya estuvo nominado en otra ocasión.

Pero Fernández Paz no llegó al Centro Cultural Novacaixagalicia con las manos vacías. El escritor obsequió a los presentes con un relato inédito, "Abrir as portas", que cuenta, al igual que Xavi, uno de los personajes de esta historia, con un blog, abierto por blogaliza.org. con motivo de la presentación de este cuento.

El escritor, ganador del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2007, hubiese querido entregar esta historia impresa en papel amarillo, en el que escribe desde siempre, afirma, por costumbre y porque le resulta menos cansado para la vista, pero la imprenta no tenía ese tono y tuvo que conformarse con el blanco. Así se excusó ante los estudiantes que participaron en el acto y a quienes agradeció su asistencia en un día de "huelga necesaria", afirmó. "Es una lucha imprescindible porque ya veis lo que están haciendo a la enseñanza. Todo por lo que trabajamos y que tanto esfuerzo costó lo destruyen", aseguró Fernández Paz.

El escritor abrió un coloquio con los alumnos para el que solo puso una condición: que nadie le preguntase por el final de "Cartas de inverno", que está a punto de salir editado en cómic. Fernández Paz conversó de literatura, de su inmenso amor por los libros, de sus obras preferidas, del proceso de escribir y también del libro al que le debe, confesó, ser escritor: un ejemplar de "La isla misteriosa", de Julio Verne, perteneciente a la modesta biblioteca de su padre. "Si soy escritor hoy es porque soy lector. Todas las personas a quienes les apasiona leer acaban escribiendo, aunque no sea para publicar. Cuando te llenas de palabras de otra gente llega un momento en que es como si te desbordasen. Eso me pasó a mí", explicó.

Pero también reconoció que la literatura es una carrera de fondo, solitaria, absorbente y en muchas ocasiones frustrante. "Entonces, si me declaro cansado y también enfermo, ¿por qué gasto tanto tiempo documentándome y escribiendo? Por la emoción que tuve con ese libro y por los lectores. El mejor regalo para un escritor no son los premios, sino saber que tiene lectores", insistió.

También reconoció que sus obras preferidas no siempre coinciden con las del lector. "Aire negro", "Non hai noite tan longa" y "Corredores de sombra" son tres de sus títulos preferidos, predilección que es proporcional a su nivel de complicación a la hora de escribirlo. "Los libros que más me gustan son los que más tardé en escribir", confesó.

Cuando estoy metido en una historia, lo estoy las veinticuatro horas", reconoció. También aconsejó a los futuros escritores, leer y ver mucho "cine de verdad", y si una historia les apasiona, releerla, esta vez para verle las costuras. Tesón y ánimo son otras virtudes imprescindibles en el oficio literario. "No pidáis nunca la opinión sobre algo que hayáis escrito a un amigo. Eso es lo peor que puede hacer un escritor. Si tenéis una historia presentarla a un concurso y no olvidéis que la primera, la segunda... novela que escribáis no os saldrá", afirmó.

Paz Raña, compañera del escritor en la enseñanza pública durante treinta años, fue la encargada de leer la laudatio.