El primer satélite gallego diseñado en Vigo cumple seis meses en órbita duplicando así sus previsiones de vida útil. Desde que alcanzó el espacio el pasado 13 de febrero a bordo del cohete Vega de la Agencia Espacial Europea (ESA), el XaTcobeo ha contactado a diario con los estudiantes responsables de la estación de control del campus olívico y éstos han podido llevar a cabo todos los experimentos previstos. En los últimos meses, los integrantes de la misión han validado el sistema de despliegue de paneles solares, el más ligero del mercado, y la radio reconfigurable desde tierra, además de realizar mediciones de la elevada radiación solar que ha resistido el ingenio.

El coordinador del proyecto, el profesor Fernando Aguado, asegura que todos los miembros del equipo están "muy satisfechos" por el éxito del satélite, el primer cubesat desarrollado por una universidad española y que ha marcado el estreno de la de Vigo en la carrera aeroespacial.

El XaTcobeo, que hoy cumple su día 180 en el espacio, ha debido superar tormentas solares y temperaturas muy elevadas. Un esfuerzo que junto con su exitosa puesta en órbita le valió el título de Vigués Distinguido cuando llevaba un mes circundando la Tierra.

Durante las últimas semanas, a causa de la fricción con la parte baja de su órbita, el aparato ha descendido desde una altura máxima de 1.490 kilómetros a los 1.350. "Es lo normal. Las fases más críticas de radiación han pasado y el satélite ha doblado la vida esperada. No descartamos que siga funcionando varios meses porque la situación espacial poco a poco va mejorando, pero también hay que tener en cuenta que está diseñado para durar tres meses", señala Aguado.

El satélite vigués, en cuyo desarrollo ha colaborado el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y ha cumplido desde el inicio los estrictos parámetros de la ESA, fue lanzado al espacio con otros siete cubesats diseñados por universidades europeas dentro de un proyecto de carácter educativo. Además del XaTcobeo, que contactó con el campus durante su primer pase sobre la ciudad el mismo día de su lanzamiento desde la Guayana francesa, solo los aparatos de Hungría y Polonia emitieron señales durante las primeras horas y siguen funcionando con normalidad.

Y es que resulta obligado recordar que nunca antes se habían liberado satélites en unas órbitas tan bajas, de entre 1.500 y 300 kilómetros, lo que les obliga a atravesar la alta radiación de los anillos Van Allen, y los investigadores de las escuelas de Telecomunicación, Industriales e Informática de la institución viguesa solo podían echar mano de modelos teóricos para anticiparse a las dificultades de la misión.

"La felicitación es fundamentalmente para los alumnos que han participado en el proyecto y que han trabajado magníficamente. Tenemos un grupo de ingenieros ya formados para ser muy competitivos. El principal valor de esta misión ha sido la experiencia adquirida y ahora hay que seguir apostando por esta línea estratégica de la Universidad de Vigo", señala Aguado.

La aspiración final de los docentes es que estos jóvenes profesionales puedan quedarse en Galicia: "Todos hemos invertido en su formación y ahora esperamos que tengan la oportunidad de contribuir a que exista un retorno para Vigo y para toda la comunidad".