Obras de los años setenta como las de David Lamelas y Ewa Partum comparten espacio con piezas recientes de artistas más jóvenes en "Formas breves, otras, 25", exposición de Anja Isabel Schneider (Alemania, 1976) que se inaugura hoy en el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo (MARCO), proyecto ganador del concurso para jóvenes comisarios que convocan el centro vigués y el FRAC Lorraine de Metz, Francia. En total, esta colectiva reúne 25 obras –instalaciones de vídeo, obras de sonido, trabajos sobre papel, un friso-escultura y una performance–, que invitan al visitante a adentrarse en un libro tridimensional, según su comisaria, para quien esta es su primera exposición en España.

Además de piezas históricas, la muestra exhibe obras realizadas expresamente para el MARCO, como "El balcón", de Amélie Dubois, un palimpsesto que es audible en un lugar poco usual: las escaleras que llevan a las salas de exposición.

Aunque las creaciones no se circunscriben a un único tema, la mayoría están basadas en el texto, por lo que tienen un fuerte componente conceptual y literario, según la comisaria germana, que actualmente reside en Londres. "Para los artistas, el libro es un espacio de experimentación, si bien, muchas de las obras van más allá de la materialidad del libro, y el texto encuentra nuevos soportes.

En este sentido, las propuestas de "Formas breves, otras, 25" parecen vaticinar los cambios la lectura fragmentada de la nueva era digital, con internet, los mensajes de texto en los móviles...", explica Schneider, quien reconoce que frente a la eclosión de estas nuevas herramientas de escritura y lectura como el e-book, el i-pad y el smartphone, el libro del artista está experimentando un fuerte incremento. "Al explorar temas como la materialidad o la inmaterialidad, algunos artistas quieren ´liberar´ la escritura de su soporte tradicional, como dice Charles Sandison (otro artista incluido en la exposición). En su instalación, Sandison utiliza un complejo programa informático con el que consigue proyectar palabras sobre las paredes del espacio. Es una pieza realmente espectacular", explica.

Reconoce la comisaria alemana que la exposición propone una lectura en sí misma; una lectura fragmentada que no siempre resulta de fácil comprensión para el visitante. "Sin embargo, esta especie de ´resistencia´ implícita en muchas de las obras demanda un lector activo, al que se invita a encontrar el sentido en las palabras/obras que tiene delante, y a llenar los espacios vacíos con su imaginación".