Vivimos, asegura Bieito Ledo, momentos convulsos y de crisis, no solo económica, también de valores, y la cultura no es ajena a este entorno hostil en el que todo lo que no es tangible difícilmente es capaz de entusiasmar a la sociedad. Sin embargo, la capacidad de entusiasmo es, para el presidente de la Fundación Premios da Crítica de Galicia, una importante fuente de riqueza y esto es lo que se ha propuesto al frente de esta institución, que preside tras la escisión del pasado verano, y tras la cual, afirma, ha resurgido “rejuvenecida, renovada y fortalecida”.

-Ahora que la nueva directiva tiene cierto rodaje y se han entregado los Premios da Crítica 2011, ¿qué metas se plantean ?

-La directiva se afianza en dos criterios: el de normalidad y el de continuidad. Y estos criterios han orientado la trigesimocuarta edición de los Premios da Crítica, celebrados el pasado 22 de octubre. La directiva se ha rejuvenecido (con la entrada de gente menor de 40 años), renovado (entró gente distinta) y ampliado (ahora somos 16). Y ha incorporado a mujeres, que antes no estaban, porque la mujer tiene una presencia y proyección social que hay que tener en cuenta. Y no se trata de una cuestión de cuotas, sino de méritos, que a la mujer le resulta más difícil demostrar y esto también hay que favorecerlo. En la elección de los jurados de los premios se notó la mano de las mujeres y de los más jóvenes, que tienen otro ímpetu y otra perspectiva. En el proceso de selección crearon una gran riqueza, porque la riqueza no solo es la económica, sino la que proporcionan los bienes intangibles, esos que no se pueden pesar ni medir, pero que después de tener acceso a tres comidas diarias, nos hacen felices. Solidaridad, justicia, imaginación... todo esto es lo que aportó esta junta directiva a los premios.

-¿Y de cara al futuro?

-El próximo 25 tenemos una reunión en Santiago para analizar cómo ha ido el año y ver en lo que podemos mejorar, y proyectar esa experiencia en un futuro. Creo que volver a celebrar la entrega de los premios en Vigo, como en sus primeras ediciones, fue un gran acierto, porque solo Vigo tiene esa capacidad para aglutinar a 400 personas y para ilusionarlas. Por eso creo que los premios continuarán entregándose en Vigo. Vivimos en una sociedad convulsa, en crisis, no solo económica, también de valores. La gente solo cree en números y lograr entusiasmo en una cena es algo muy importante.

-¿Corren malos tiempos para la cultura?

-Muy malos tiempos desde el punto de vista de las inversiones y de lo que se recupera, pero buenos porque las situaciones de necesidad hacen aflorar valores como la imaginación, la constancia y el esfuerzo, y creo que es posible que nuestros niños empiecen ahora a asumir estos valores. La vida tiene placeres y desplaceres, pero vivíamos en una burbuja de placer tan grande que la gente joven no asimilaba los desplaceres.

-¿Tampoco el sector cultural?

-La cultura está muy tocada, pero no se puede decir que esté derrotada. La cultura nunca se derrota porque emerge de la nada, del esfuerzo, del territorio de lo intangible. Lo que tiene que hacer es buscar alternativas. De la crisis nacerá una nueva cultura, pilotada por el esfuerzo, la imaginación y la constancia.

-¿No es un poco tarde para buscar alternativas?

-Nunca es tarde. La bonanza y el poder, económico, social o político, tienden a corromper; la miseria denigra, y la austeridad fortalece. Ahora estamos en un periodo de austeridad y puede que nuestra alma colectiva salga fortalecida. Yo creo en esto.