En toda biografía hai claros y oscuros, secretos que los más allegados han callado a su manera durante años. Un coloquio de la Academia Galega da Língua Portuguesa sobre el gallego Guerra da Cal –con motivo del centenario de su nacimiento– ha reunido sombras y luz sobre su figura. La claridad a su imagen la ha aportado su trayectoria de galleguista, reintegracionista, profesor en Estados Unidos y estudioso literario. Las tinieblas las ha acercado su único hijo, Enric Ucelay Da Cal. "Desde el año 1967, cuando yo tenía 18 años, no volví a hablar con él. Nuestra relación no fue fácil", explicaba ayer en Compostela.

El divorcio de sus padres supuso la marca de la ruptura. Bajo ella, un aspecto "fundamental de su personalidad, su dualismo. Podía ser una persona muy afectuosa o muy agresiva según las circunstancias, lo que estaba relacionado con su trayectoria vital", explicaba ayer Ucelay.

No hay duda de que la Guerra Civil dejó huella en Da Cal, militante del Partido Comunista, al ingresar como voluntario en las Milicias Galegas que combatieron en el frente de Toledo. Poco después formaría parte del Servicio de Información Militar (SIM), una agencia de información de la República.

"Epistolario de ultimatum"

Como miembro del SIM viajó a Estados Unidos donde le sorprendió el fin de la guerra y donde decidió abandonar su nombre Ernesto Pérez Güerra (previamente había renunciado a Ernesto Román Laureano) para adquirir el de Ernesto Guerra da Cal, una nueva "dualidad", según su primogénito, que destacó de él su regusto por el "epistolario de ultimatum, sus famosas cartas para romper con la gente".

Aseguró el hijo que no hay "inquina" contra el padre, pero sí hay cierta incomprensión o amargura. "Para él, su mundo gallego era suyo y no mío. Cuando intentaba acercarme a ese tema, si yo manifestaba interés, él respondía con desinterés. Nunca pisé la Casa de Galicia en Nueva York. Mantenía distancia con la familia de Galicia. Él, por su parte, no volvió jamás a pisar España y Galicia", añadió.

En su coloquio, a raíz de la invitación de la Academia que aceptó con resistencia confesa, también hizo referencia a la colaboración de su padre con Lorca en la obra Seis poemas galegos. "Él –recordó a este periódico– decía que fue un vehículo. Lorca le preguntaba cómo se decía una frase o palabra en gallego y mi padre respondía. Puede considerarse un mero colaborador o algo más. Pero sí, el gran poeta contó con mi padre".

Carlos Durão fue más allá y aseguró que la factura de los poemas gallegos de Lorca arranca de Guerra da Cal; al tiempo que resalta que "para mí, explicó en gallego, la aportación de Guerra da Cal es de enorme altura, con una poesía –publicada, entre otros, por Galaxia– que llega a todos los tiempos y edades, aunque destacó también por su contribución sobre la obra de Queirós".

Durão (traductor de la ONU) y Da Cal se conocieron en Londres –urbe donde la segunda mujer de Guerra recibía un tratamiento especial por una enfermedad– donde vivían a 15 minutos uno de otro, compartiendo charla sobre diferentes temas.

"Está considerado como figura culmen de la crítica literaria, especialmente en Portugal donde hoy se discute su lugar central en el queirosianismo. Sus atributos también abarcan otras literaturas (medieval, gallega, brasileña, española e hispanoamericana) para las cuales contribuyó con trabajos considerados de referencia y así citados por numerosos especialistas".

Tras ser catedrático en la Universidad de Nueva York, se trasladó a Lisboa donde falleció en 1994. Allí descansa su cuerpo, mientras su alma aún desea regresar a la Galicia idealizada que conoció en su infancia –antes de reencontrarse con su madre en Madrid– en Quiroga (Lugo) junto a su tía. "Ernesto se consideraba un gallego errante, un emigrado que sueña retorna a su Ítaca Galicia. Quiroga es Galicia para él", se recoge en la web especial creada para el centenario de su nacimiento en la web http://guerradacal.academiagalega.org.