Un laboratorio enclavado en el campus universitario de Santiago de Compostela vigila los efectos de la radiación de los teléfonos móviles en el cerebro. Bautizado como laboratorio experimental de bioelectromagnetismo, físicos, biólogos y médicos hacen ensayos con animales pequeños.

Gracias a una investigación auspiciada por la Xunta y también al entusiasmo científico, llegaron a idear y fabricar incluso una cámara de radiación que emite en la misma frecuencia de la tecnología móvil. Este recipiente de acero inoxidable conectado a varias antenas les permitió descubrir cómo se comportaban las ratas luego de estar sometidas a niveles de radiación equivalentes a hablar dos horas por móvil. Los resultados no se hicieron esperar: La corteza cerebral del animal se resintió.

Aunque poco conocido fuera de la comunidad científica –publicaron numerosos artículos en revistas científicas como "Journal of Neuroscience Research", "Neurotoxicology" o "Neuroscience Letters", comunicaciones en congresos y el capítulo de un libro–, los investigadores diseñaron sus propios instrumentos para ensayos con animales vivos. Cientos de ratas, que soportaron varias horas de radiación idéntica a la que emiten los teléfonos móviles sirvieron para los resultados experimentales: La radiación del móvil provoca cambios cerebrales.

"El mensaje que me gustaría dar es que no podemos decir que la radiación emitida por teléfono móvil no es totalmente inocua; pero los efectos no son aún del todo conocidos.

Estos días, en los que tanto se ha hablado de la posible relación entre cáncer y móvil –tras la advertencia de la OMS– crecieron exponencialmente las visitas a la web de la Comisión Federal de Comunicaciones de la Unión Europea (FCC) en la que se publica el listado de móviles que emiten más o menos radiación.

No más de seis grupos en España tienen investigaciones en este sentido y son pocos los que se encargan de analizar los efectos a nivel biológico. Ahí es donde se sitúa la investigadora y profesora en la facultad de Medicina, Elena López Martín. Junto al catedrático de Electromagnestismo Francisco Ares Pena y un equipo de expertos, lidera los ensayos en ratas. Sin querer provocar alarmismo, éstas registraron una proliferación de células gliales a nivel de corteza cerebral, advierte. "Existe una proliferación glial en la parte más superficial del cerebro, dice enseñando muestras de la corteza cerebral de las ratas". "Se han hallado modificaciones morfológicas en el cerebro de los animales y también en el comportamiento. También encontramos modificaciones en el electroencefalograma", añade. "Trabajamos a 900 megahercios y modulación GSM, la misma frecuencia y modulación que los teléfonos móviles", explica. Otro de los estudios, específico sobre epilepsia, concluye que "en un modelo experimental (subconvulsivo en ratas) el efecto de la radiación aumenta la tendencia a la convulsión", explica.

Los trabajos publicados se centran en el cerebro y modelos neurológicos, pero ahora están trabajando en otros tejidos como tiroides y órganos genitales.

La investigación avanza. De hecho, han trasladado la propuesta al catedrático del departamento de Teoría de la Señal y las Comunicaciones de la Universidad de Vigo, Antonio García Pino, y "le parece buena idea que hagamos futuras colaboraciones entre las dos Universidades", aseguró López.

Presentación del sistema

La propia firma suiza (Semcad X) que se dedica a fabricar a nivel mundial las cabinas de radiación, pidió a los científicos de Santiago que presentaran su sistema "casero" en el congreso Eucap, en Roma. La cámara fue fabricada en Vigo por un coste de unos 2.000 euros. Y así lo hizo la profesora Elena López Martín.

¿Qué consejos daría sobre el uso del móvil mientras no existan más estudios? "Como la certeza científica tardará muchos años, que se tengan unas precauciones: Que los niños, como van a tener muchos años de exposición, retrasen el uso. También tratar de evitar no tener sistemas de radiación cerca cuando se duerme. Los informes dicen que hay cambios a nivel de fisiología y circulación cerebral. "Ahora se está trabajando en la línea de comprobar si la radiación puede acelerar el envejecimiento de las células y contribuir a acelerar enfermedades neurodegenerativas. Pero son necesarios más estudios porque los resultados que obtuvimos fueron a nivel experimental", aseguran.