"Siempre me ha interesado el género policiaco y he leído mucho. He llegado a los 68 y conforme me hago mayor cada vez más me apetece matar... en la ficción, inventando gente que muere y descubriendo a gente que la ha matado. Y vi que la novela negra era instrumento ideal para cumplir mis deseos", decía ayer sonriendo la periodista y escritora Maruja Torres.

Presentada por el periodista de FARO Julio Pérez, que la entrevistó ante el público con "El arte de contar historias" como preferencia de partida para el coloquio, Torres no dejó en ningún momento esa clave de humor sugerente, tierno a veces, corrosivo otras, en que se mueve. "Cuando ves el mundo en clave de asesinatos ves que está preñado de posibilidades", respondía a una pregunta sobre su última novela, "Fácil de matar", publicada por Planeta. Una novela en la que vuelve a rescatar a su personaje Diana Dial para hacerla protagonista de lo que ella definió como "un ´alter ego´ que necesitaba para reconvertir mis andanzas y mis observaciones por los mundos mediterráneos en novelas de intriga. Diana Dial tiene ventajas: 14 años menos, una pensión vitalicia por parte de un ex marido con mala conciencia y la posibilidad de moverse como detective por donde yo ya no puedo hacerlo como reportera. O sí puedo, pero sin publicar reportajes, sacando conclusiones de mis largos años en Líbano. Es un país con cosas buenas y malas como los funerales, que son tan largos como las bodas con las diferencia de que en las bodas son las muertas las que bailan".

"Soy una mujer que no tiene género literario, escribo lo que me apetece", dice Torres, que ahora se inaugura en el policíaco y tanto le ha gustado la experiencia que habrá más entregas de Diana Dial, "porque la mandé a Luxor y voy tras ella". La escritora adelanta que en la continuación de ´Fácil de matar´, la protagonista viajará a Egipto, donde le espera "un ajuste de cuentas", en un país que "ya mascaba la tragedia --antes de la marcha del ex presidente Mubarak--, porque la gente no puede más de hambre. El Cairo es una población apenada que sobrevive como puede".

¿Traerá a España a la protagonista? A esa pregunta respondió que antes le resultaba más apetecible hacerla recorrer otros países mediterráneos como Egipto o Siria. "Incluso me apetece antes un crimen en el vaticano con guardia suizo con calzas y mallas por medio", dice bromeando.

Salpìcando, salpimentando su charla, la periodista opinó de lo uno y de lo otro que iba surgiendo. Sobre España, por ejemplo, y sus corruptelas. "¿Corruptelas? –dijo–. Yo creo que más que eso es un hundimiento moral. El 15-M no creo que llegue a nivel de movimiento pero sí es una reacción de gente que ha despertado y dice basta. Yo lo apoyo aunque no se puede llegar a conclusiones mientras estén con el asamblearismo decidiendo qué hacer. Esa experiencia del asamblearismo nos la podían haber preguntado a nosotros y les hubiéramos dicho que anden con cuidado porque mientras hablan y hablan se les puede pasar el arroz. Yo desde luego no voy a hacer acampada porque me ha pasado la edad y además ya estuve tres días en la isla de Wight. Fue hace 40 años en aquel festival con Jethro Tull, Jimi Hendrix, Bob Dylan Joan Báez ,y no me gustó hacerla; imagínate ahora".

Sobre las revueltas en los países árabes dijo que "necesitaremos bastante tiempo para ver cómo se solucionan. En Egipto, por ejemplo, van a tener elecciones cuando aún no hay partidos, lo que de seguro van a aprovechar los Hermanos Musulmanes. Libia es diferente, es una tribu sobre otra y, en cuanto a Siria, como se desmorone no sé que pasará con Líbano e incluso Israel".

¿Decepcionada de la política"? A tal pregunta respondió sin titubeos. "De que haya política y políticos nunca pero sí de la forma en que se hace la política, que se ha inventado para que nos entendamos", dijo.